Páay T’aan: el festival que lucró con la cultura maya

Por Matilda Ro

Del 17 al 20 de marzo se llevó acabo El festival Páay T’aan, un evento con sede en el «pueblo mágico» de Yucatán, Izamal, que buscaba “construir una oferta de valor, dar fuerza a la mayicidad y prestigiar la mexicanidad”, de acuerdo a lo enunciado en su página web, a través de actividades como talleres, conversatorios y conciertos.

La idea de este festival nació hace más de cinco años pero en 2021, con el apoyo del gobierno de Yucatán, se comenzaron las bases y convocatorias para la elaboración. Durante la rueda de prensa para su presentación, los organizadores confirmaron que Páay T’aan se uniría a una red de festivales culturales con presencia en África, Asia, América y Europa, todos con la intención de conectar cultura y espiritualidad a través de las representaciones artísticas y gastronómicas de cada región.

Pero dicho evento, organizado por el colectivo La cita, un grupo de personas nacidas en el centro del país sin ascendencia maya y con total desconocimiento de la cultura, resultó ser una forma más de capitalizar, descontextualizar y explotar las tradiciones de los pueblos mayas.

El colectivo Maaya Ko’olelo’on, integrado principalmente por mujeres originarias de pueblos mayas, lanzó un comunicado rechazando la intención del evento y haciendo un llamado de alerta para dejar de lucrar con la imagen de las mujeres mayas en sus promocionales y poner un alto a la explotación de su herencia cultural para atraer beneficios económicos a los organizadores.

 

Haciendo caso omiso a los pronunciamientos de colectivos, activistas y académicas mayas el festival dio inicio el pasado 17 de marzo con un ritual en la plaza principal, encabezado por un “sacerdote”. Bajo la atenta mirada del alcalde de Izamal, Warnel May, se reunieron personas de diversos estados de México para presenciar la apertura del evento que, a lo largo de tres días, contó con foros sobre música sagrada y curativa, rituales de cacao, talleres sobre veganismo, representaciones satíricas de rituales ancestrales y cenas lujosas en las ruinas de Aké, un sitio arqueológico restringido al público.

 

La gravedad en la organización de un evento como el Festival Páay T’aan es que se continúa reforzando estereotipos racistas y falsificando las expresiones espirituales de una cultura que se ha visto explotada comercialmente desde una óptica neo colonialista y que en ningún momento busca su beneficio.

Tristemente Páay T’aan es la prueba de que la apropiación cultural por parte del sistema hegemónico ignora el derecho a la libre determinación y autonomía de los pueblos mayas porque su única intención es utilizarles como capital para generar y enriquecer los bolsillos de unos pocos. 

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