Las voces de los que no escuchan

Por: Nery Chi

Ilustración: Luis Cruces Gómez

“¿Tú sabes que significa esto?” pregunta Aida Xool del otro lado de la pantalla mientras sacude levemente ambas manos a la altura de su cara. Gracias a un pequeño curso de Lengua de Señas Mexicana (LSM), lo identifiqué como la seña para aplausos. “Antes había un músico famoso, Beethoven. Él era sordo y las personas, para mostrarle su agradecimiento, hicieron esta seña. Alzaban las manos y le aplaudían de esta manera”, explica.

Ilustración de una mujer de cabello ondulado y espeso de colores, tiene las manos alzadas a la altura de su rostro de cejas espesas. Sacude las manos en señal de aplauso. Lleva un saco color azul fuerte y una blusa azul cielo que tiene impresas tres manos que forman las iniciales: LSM. Lengua de Señas Mexicanas.

 

Aida es una persona con discapacidad auditiva que accedió a que la entrevistara con ayuda del Instituto para la Inclusión de las Personas con Discapacidad del Estado de Yucatán (IIPEDEY) y una Intérprete de Lengua de Señas Mexicana. Durante la entrevista, se muestra risueña. Le gusta mucho el teatro y ha participado en algunas obras en diferentes lugares. Muchas personas piensan que ella no puede hacer lo mismo que hacen los demás, pero ella afirma lo contrario. Incluso enseña teatro a otras personas con discapacidad auditiva.

A través del intérprete, Aida incluso comenta que su familia en un principio no se había dado cuenta que no escuchaba. Fue una maestra quien lo notó. Sin embargo, se puede comunicar con los oyentes sin ningún problema, y aprendió la Lengua de Señas Mexicanas poco a poco.

La cultura sorda en Yucatán es diversa y se puede contar de ella desde espacios como el arte o la cotidianidad. Por ejemplo, el matrimonio de Lupita y Carlos. Lupita nació con discapacidad auditiva y Carlos perdió la escucha a temprana edad debido a una infección que no pudo tratar, ya que sus padres eran de escasos recursos.

Ahora, a sus cincuentas, ambos se comunican con las pocas señas que saben, con gestos y medias palabras. Fueron oralizados, es decir, no hablan exclusivamente con LSM y pueden leer los labios. La directora del IIPEDEY, María Teresa Vázquez Baqueiro explica que es algo generacional, pues antes no había muchos recursos, opciones ni educación y empleo para las personas con discapacidad:

—Este trabajo de incluir a las personas con discapacidad en las políticas públicas, es muy reciente. Es la convención de personas con discapacidad de Naciones Unidas de la que México es parte. Se firma en 2007 y entra en vigor en 2008, estamos hablando de 12 años que se está trabajando de manera más concreta en temas de discapacidad desde la política pública. Son 12 años contra siglos de exclusión.

Lupita y Carlos cuentan que se atemorizan y angustian cuando tienen que comunicarse con otras personas fuera de su familia, pues no los entienden. A veces no les hacen los pagos adecuados o tienen problemas con sus documentos por la misma falta de entendimiento. El lado positivo es que sus vecinos están al tanto de ellos cuando su familia no puede. Para este artículo, se logró entrevistar a Martha Caamal, hija de Lupita y Martha Trejo, su mamá. 

Con cierta diversión, cuentan que parece que Lupita y Carlos olvidan que no escuchan. Pueden estarse gritando para llamar la atención como si el otro pudiera responder. Pero así como hay momentos divertidos, también tienen sus dificultades. Martha Trejo comenta acerca de cómo piensa que la gente los percibe.

—No los aceptan al cien. No sé si por ignorancia, por pena, por vergüenza, quién sabe por qué. Y hay quien, al ubicarlos, en lugar de que los apoyen, les huyen porque sienten que les van a pedir algo. Igual pasa con el transporte. Si la combi ya los conoce, no les da parada, porque tienen credencial que los exenta del pago. Entonces ellos tienen que buscar la manera, trampear lo del transporte. Se van hasta el centro porque ahí tienen que hacer cola, y una vez ahí ya se suben y nadie les puede negar.

Como hija oyente de padres con discapacidad auditiva, Martha menciona que sus vivencias fueron como las de cualquier otra niña, pero a la vez un poco frustrantes, pues es un problema comunicar lo que ellos tratan de decir.

—Tienen un carácter fuerte y son muy independientes. Ellos intentan comunicarse con la gente y no les entienden, entonces los que les entendemos tenemos que intervenir para explicar lo que ellos acaban de decir.

María Teresa Vázquez añade que aunque se aprenda LSM, sólo la puedes utilizar en México. La Lengua de Señas no es la misma en México, en Chile o en Estados Unidos, por ejemplo. Incluso dentro del mismo México, aquí en Yucatán, existe una Lengua de Señas diferente, que es la de la comunidad Chicán en Tixméhuac. “Chicán es de los pocos lugares donde una comunidad indígena tiene su propia Lengua de Señas”.

Y con éstas diferencias en la forma de comunicación, también encontramos una cultura distinta a la nuestra. Distintas costumbres, distintos lenguajes. En la tesina de Guadalupe Florán Cardón, se habla acerca de la comunidad sorda y la conformación de la Lengua de Señas como su código. Este les permite una variedad de posibilidades como contar chistes, discutir, narrar, describir, entre otros. Además menciona esta cita muy importante:

“Sólo los sordos saben de sus sentimientos, de sus vivencias, de lo que es ser sordo. Ellos construyen un mundo diferente al del oyente, una cultura en función de elementos no auditivos que tienen que ver con el uso de una lengua cuya base de significación es netamente visual y espacial.”

El intérprete Ángel Espadas opina sobre la cultura sorda:

—Por ejemplo, cuando las personas con discapacidad auditiva te van a conocer y tú vas a estar inmerso en su ambiente, ellos te bautizan, y te ponen una seña particular. Lo que hacen ellos es que ven una característica física de ti. También podemos decir que parte de su cultura pues obviamente es su lengua, la Lengua de Señas Mexicana. Incluso cómo ellos viven la música, que sabemos que si bien no la pueden escuchar, sienten las vibraciones de esa música. Entonces, créeme que hay excelentes bailarines también con discapacidad auditiva, es sorprendente verlos.

Ángel también comenta cómo la comunidad te abre las puertas si ve que te esfuerzas por aprender. Sólo lo tienes que querer para ser incluido. Para Martha, es un tema delicado pensar cómo sus papás logran salir adelante gracias a su familia, pero hay personas que no corren con la misma suerte. Al momento de hablar, se siente conmovida:

—Ahorita estamos viendo mucho la revolución de hacer notar a las minorías. Entonces, yo creo que a pesar de que hay mucha gente en el mundo luchando por los animales, por el ambiente, los derechos LGBT…hay minorías que se están olvidando. Sobre todo ese tipo de gente que realmente si no fueran por asociaciones, creo que no tendríamos muy en cuenta. Porque no es algo que decidan, no puedes decir “ay, yo no quiero tener una hija así, entonces la voy a operar”. Son cosas que no se pueden cambiar. Falta muchísimo luchar por los derechos de este tipo de personas. Realmente que alguien se pare y luche por ellas porque, o sea, no estoy diciendo que sean incapaces ellos de hacerlo, pero creo que todos necesitamos una mano para salir adelante.

Es por eso que la importancia de este tipo de instituciones es muy importante. También la capacitación de personas en LSM, pues son muy pocos los espacios públicos que cuentan con intérpretes. Aida comenta que en sus obras a veces llamaban intérpretes o que ha visto a personas con discapacidad auditiva trabajar en galerías. Pero que conoce muy poca gente externa que sepa LSM o sobre la cultura. A pesar de las diferencias a la hora de comunicarse, menciona que ella puede hacer cualquier cosa y la gente no lo cree.

Para que pueda haber inclusión, ella dice que necesita personas que sean intérpretes y ayuden a las personas con discapacidad auditiva, pero también que se les enseñe para que no sean víctimas de alguna estafa o engaño, para que sean autosuficientes.

—Yo estoy en una asociación que tiene 25 años aquí en Yucatán, y fue la que trajo la LSM aquí a Mérida. Me da mucho gusto formar parte de ella, pues he aprendido mucho a compartir y ayudar a otras personas.

Actualmente, además de los proyectos de teatro incluyente, existen proyectos dedicados a ayudar a esta comunidad. Debido a la pandemia del COVID-19, Gabriela Martínez Hernández empezó a diseñar cubrebocas transparentes para las personas con discapacidad auditiva. Éstas se entregan gratuitamente a las asociaciones y escuelas de educación especial que los soliciten.

Al final, y tal como menciona María Teresa Vázquez Baqueiro, estamos empezando una lucha contra siglos de exclusión. Hace falta gente que tenga la iniciativa de aprender e incluir para que podamos avanzar en la eliminación de prejuicios. Si bien mi interés en este tema surgió de mis familiares con discapacidad auditiva, también existe gente como Ángel que aprendió LSM a pesar de que no tenía ningún familiar con esta discapacidad.

Paciencia, esfuerzo en incluir y entender a esas personas, y el interés para aprender LSM son algunas de las cosas con las que podemos iniciar a hacer el cambio. Así como lo dijo Aida:

—Lo único en lo que soy diferente, es que no escucho. Ahora hay más comprensión sobre las diferentes discapacidades. Hay personas que nos incluyen, que nos integran y nos ayudan.

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