Sobrevivimos por empatía: Ayudar y cuidar es una decisión consciente, es una expresión de amor

Por Erika Rejón Márquez

Ilustración Luly Bencomo

“I look at my own body   Veo mi cuerpo

With eyes no longer blind— Con ojos ya no ciegos—

And I see that my own hands can make Y veo que mis propias manos pueden construir

The world that’s in my mind. El mundo en mi mente.

Then let us hurry, comrades, Entonces apresuremonos, compañeros,

The road to find.” A encontrar el camino.

I look at the world, Langston Hughes.

Tanto en la educación escolar básica, como en nuestra socialización, se nos ha enseñado que la supervivencia proviene de los esfuerzos individuales de los más aptos y la pelea despiadada por los recursos y el poder. Sin embargo, hay una perspectiva diferente al Darwinismo Social acerca de la evolución tanto de nuestra especie como la de otras: El apoyo mutuo.

«Ventana de paz» por @luly.bencomo (IG)

El Darwinismo Social, la teoría que más conocemos, tiene un enfoque que desde sus inicios se ha utilizado para fundamentar el imperialismo y excusar el racismo y la xenofobia, además de que no toma en cuenta las diferentes dinámicas observadas en el mundo animal y humano. Por otra parte, «El apoyo mutuo», presentada por Piotr Kropotkin, propone cambiar el foco de la razón del éxito de la supervivencia a la ayuda y cooperación entre individuos de una especie y entre diferentes especies, según lo documentado por biólogos, historiadores y antropólogos. Dice que:

«En su lucha por la vida, la humanidad primitiva llegó a identificar su propia existencia con la de la tribu, y sin tal identificación jamás hubiera llegado la humanidad al nivel en que hoy se halla. […] Enuncia una especie de ley sociológica al decir que, cuanto más íntegra se conserva la obsesión comunal, tanto más nobles y suaves son las costumbres de los pueblos».

Es común que en un afán de reconfortarnos y excusar cómo el sistema en el que vivimos nos desalma, digamos que la naturaleza del ser humano es ser egoísta y competitivo y que en cualquier sistema el resultado sería el mismo. Pero si observamos las formas de organización de las comunidades alrededor del mundo en la historia es claro que el cuidado y la compasión siempre han estado presentes.

Un ejemplo,  después de los sismos catastróficos de septiembre de 1985 y 2017 en México, tanto civiles como bomberos y socorristas unieron fuerzas desde los primeros momentos, aún sin la organización de las autoridades, para rescatar y auxiliar a la mayor cantidad de personas posible. 

De acuerdo con la CNDH: «Bajo estas condiciones adversas, la gente se puso a ayudar a los vecinos a remover escombros, a improvisar camillas y medios de transporte para llevar a los heridos a los hospitales, creando además sus propias redes de comunicación».

Aún más cerca, en Yucatán tenemos asociaciones como Kanan Derechos Humanos, Apis Sureste, comedores comunitarios y otras iniciativas de medio ambiente, sexualidad o comunidades mayas que demuestran que la cooperación mutua es determinante en la agenda de los medios de comunicación, de los cambios legales y de las políticas y discursos públicos

La compasión y el cuidado por otres puede manifestarse a través de protección física, mental, legal o emocional. Buscarle refugio a alguien, darle apoyo para sus medicamentos o brindarle compañía y consejo para tramitar un cambio de nombre, podrían parecer acciones aisladas, pero en realidad son parte de una cadena de empatía que está más conectada de lo que pensamos. 

El artículo Stories of kindness can ease the angst of upsetting news, study says” de The Washington Post habla del estudio de Kathryn Buchanan en el que demostró cómo el ser bombardeades por noticias trágicas todo el tiempo nos llena de desesperanza. Por el contrario, conocer historias positivas y de ayuda hacia otres nos motiva a ser mejores personas y ver todo con una nueva luz. Ella nos dice: 

«Cuando piensas que el mundo es un lugar muy peligroso, prefieres abandonarlo en lugar de contribuir a él […] Seguir historias que demuestran la amabilidad de otres tiene muchos beneficios emocionales y cognitivos para las personas. Sirve como un botón de reseteo que nos permite tener fe en la humanidad.” 

La empatía se ha estudiado desde la psicología, la educación y la biología. Les profesores en educación y psicología respectivamente, Norma Feshbach y Seymour Feshbach hablan de la empatía como un proceso muy útil para que estudiantes aprendan mejor, y que al mismo tiempo se puede perfeccionar con la guía correcta. Por otro lado, Carter, C. S., Harris, J., y Porges S. W. argumentan que es una característica innata que compartimos con mamíferos y que depende los circuitos neuronales que hemos desarrollado a lo largo de nuestra evolución. 

Ambas perspectivas coinciden en que el desarrollo y aprovechamiento de la empatía está determinada por nuestro entorno. El cuestionamiento de las opiniones y discursos discriminatorios e intolerantes (tanto individuales como colectivos) abre un espacio a la paciencia, entendimiento, compasión y respeto, que fortalecen la empatía que sentimos por les demás. 

El apoyo mutuo enriquece nuestras relaciones sociales y capacidades de organización. Si no vemos a las personas a nuestro alrededor como criaturas valiosas que vale la pena entender y proteger, nos aislamos de experiencias positivas y necesarias que nutren al mundo y a nuestra sociedad. Igualmente, aprender a cuidar de otres nos enseña a cuidarnos a nosotres. ¿Cómo puedo verme como alguien con necesidades que merecen ser cumplidas si soy indiferente a las de les demás? Para asegurar la existencia de algo o alguien, se necesita cooperatividad.

Estamos tan acostumbrades a trabajar solxs, que olvidamos lo beneficioso y satisfactorio que es lograr cosas mientras compartimos y ayudamos. Muchas personas pueden pensar lo opuesto porque es difícil cuando apenas y tienes lo suficiente para ti, pero ahí está el núcleo del problema: la acumulación de bienes y recursos para une misme. Acumular implica acaparar, y para mantenernos en un planeta con recursos finitos hay que cooperar. Y para poder hacerlo hay que escuchar qué es lo que tenemos, qué es lo que nos sobra y qué es lo que nos hace falta. 

A pesar de vivir en un sistema cruel, no estamos condenades a la crueldad. Así como los distintos grupos de humanos han cambiado a lo largo de la historia, con la amabilidad y ternura que podemos concedernos, hacia adentro y hacia afuera, hemos de cuidarnos y elegir el amor por un mundo mejor, con todas, toditas sus criaturas. 

El mundo puede parecer doloroso e injusto, por eso es indispensable recordar que todes quienes estamos aquí formamos parte de él, y tenemos el poder de transformarlo en un lugar en donde nuestros sentimientos, sueños y salud sean prioridades, empezando con quienes tenemos cerca. Si lo es para ti, lo es para mí.

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