¿Qué significa ser persona no binaria? Reflexiones desde nuestras experiencias

Por David Adrián García

En palabras simples, una persona no binaria es alguien que no se identifica ni como hombre ni como mujer. Pero dentro de este término caben muchas identidades, como las personas de género fluido que pueden pasar de un género a otro en distintas etapas de su vida, o las personas agénero, que no tienen un género en particular. Sin embargo todas coinciden en estar fuera de lo que tradicionalmente se concibe como “ser un hombre o ser una mujer”. Se puede no ser ninguno, ser ambos, o construir nuevas formas de ver el género.

Pero la experiencia no binaria va mucho más allá de un concepto simple, por esto, es que hablé con ocho personas no binarias sobre cómo descubrieron su identidad y cómo ven la situación política actual respecto al reconocimiento de las personas no binarias de México en 2023.

Foto: Agencia Presentes.

¿Cómo te das cuenta que eres una persona no binaria?

Al ser el concepto de una persona no binaria algo con lo que no crecimos, quienes nos topamos con esta identidad en algún momento de nuestras vidas, de una forma u otro, nos enfrentamos a una nueva forma de ver nuestro propio género y sus posibilidades. Todas las personas con las que platiqué coinciden en sentir una especie de “incomodidad” en etapas tempranas de su vida, ya sea por la forma en que se tenían que vestir, los juguete que “debían” usar, o cualquier otro asunto relacionado con los roles de género que se esperan de alguien asignado hombre o mujer al nacer. Esta “incomodidad” o sentido de que “algo no encaja” suele verse confrontado primero al conocer a otras personas trans y no binarias.

Leiloqui tiene 25 años, vive en Monterrey, y cuenta que en su infancia sabía que no estaba agusto con ser hombre:

—Pero me decían que no podía ser mujer. Llegué a pensar que era algo que le pasaba a todes. Luego le preguntaba a mis compañeros de escuela si era normal y me decían que no, no era «normal» que pienses ser del otro género. Creciendo conocí a personas trans y descubrí que sí se podía transicionar, pero entonces no sentí correcto ser mujer. Tiempo después alguien me preguntó si era hombre o mujer y yo le dije «¿No es obvio?» y me contestó: «no, es que no es obvio», y fue donde empecé a cuestionar mi identidad.

Alex Argüelles (elle), asignade mujer al nacer, realizó trabajo sobre violencia de género y conoció la experiencia de algunas mujeres trans, lo que le llevó a cuestionarse si podría ser un hombre trans. Tenía muy marcada la idea de que para transicionar tienes que pasar de un género a otro:

—Para mi el conocer que había esta posibilidad de ser alguien no binarie fue algo que me abrió muchísimo los ojos, e incluso me sanó estas partes que yo no entendía de sentirme tan incómode por tantos años intentando encajar en estas imposiciones estéticas de cómo era ser mujer. Yo sabía que no soy un hombre trans, yo sabía que había ciertas cosas que me gustaban de la expresión de género femenina, pero también tenía claro que no era mujer, no sabía que había esta posibilidad de nombrarse y tener este reconocimiento de la identidad desde la no binariedad, entonces el poder ser no binarie también es una forma de poder existir sin tener este peso de las expectativas de un sistema con el que crecimos y con el que se nos enseñó a sobrevivir fue algo que me ayudó a sanar.

Por su parte, Eme Flores (elle, ellx), podcaster y escritore, señala:

—Cuando empecé a descubrirme como bisexual eran momentos en que ser una persona trans era un otro, lejano de la experiencia cotidiana, ni siquiera se pensaba en los hombres trans, solo en las mujeres trans. No habían las condiciones que hay ahora para explorarse. Yo empecé a pensar en cómo me veía, sufrí esto que le llaman disforia, no estaba cómode con quien era yo, mi relación con mi cuerpo y con la sociedad y sus imposiciones, pensé: «Bueno, tal vez soy mujer». Y casi inmediatamente me di cuenta que me daba la misma situación: «Bueno, no soy mujer, solo soy bi».

Fue hasta que empezó a leer en línea sobre las personas no binarias y a conocer a algunas en espacios de activismo donde se dio cuenta que encajaba en esta no binariedad: «Esto le va a resonar a varias personas no binarue, empecé a ser excelente aliado de la comunidad trans, de repente estaba en peleas por defender a la gente trans, hasta que le metí tantita introspección y me dije «esto de ser no binario creo que sí define mi experiencia», relata Eme.

Raúl Cruz (elle), periodista digital, señala la importancia de encontrar a otras personas no binarias cuando sales del clóset: «El reconocimiento de una identidad colectiva, el saber que no estás sole, que no eres una persona rara sino que hay muchísima gente con la misma identidad y que hay cientos de años de historia detrás, años de colonización y de violencia que han borrado tu identidad y que no estás siendo le rare del grupo, tienes un montón de herramientas y un montón de gente con experiencias de las que aprender«.

Algo que no encaja

Los roles de género y las expectativas que pone la sociedad sobre las personas, según los genitales con los que nacen, hacen que sea difícil vivir fuera de esta binariedad. Leo Corro (él/ella) se dedica al marketing digital en Puebla, y lo cuenta así:

—Desde chiquitos tendemos a estar encasillados en un concepto: Si naces con pene, eres hombre y todo será azul, futbol, y no puedes tener contacto con esta parte de la feminidad, los colores, está completamente prohibido. Yo crecí con la idea de que ser hombre era ser feo, fuerte y formal, que hay cosas que se hacen y no se hacen como hombre, y yo me entero del concepto mucho después de salir del closet LGBT+, el primero de muchos porque nunca dejas de salir del clóset.

Por su parte Aster (elle) cuenta:

Yo crecí en el norte, entonces era muy estricto esto de la separación entre niños y niñas, siempre me sentí que hacía cosas de niño pero me decían que era niña. Cuando supe que existían las personas trans pensé que por ahí iba la cosa, pero no terminaba de sentirse como yo. Tendría como 20 años cuando alguien me dijo que era una persona no binaria y me explicó sus experiencias, entonces me di cuenta que yo también había pasado por eso y me sentía de la misma forma, y fue muy fuerte saber que existe una palabra para definirlo.

Para muchas personas no binarias asignadas hombre al nacer tener que fingir los roles de género para evitar conflicto puede ser algo desgastante. «En retrospectiva yo toda mi vida viví violencia homofóbica, porque era un niño muy femenino, pero nunca tuve atracción por hombres, ni ninguna duda sobre mi orientación sexoafectiva. Evidentemente viviendo en esas violencias, yo sabía que había algo que no cuadraba en lo que se esperaba de mi como hombre», señala Raúl Cruz.

De forma similar, Jude cuenta que: «Como me criaron como una mujer pues tenía que vestirme con estas faldas y esta ropa de chica, pero siempre había esta incomodidad «no siento que sea yo». Era muy difícil para mi decir: como soy niña, me siento de esta manera y tengo estas experiencias».

Las generaciones más jóvenes podrían no tener que pasar por estos mismos cuestionamientos sin las herramientas para nombrarlo: «Hace unos meses me preguntó un alumne de quinto grado: oiga profe, cómo se dice ‘elle’ en inglés, o me preguntaban qué era eso de «elle», y luego entre ellos se contestaban ni siquiera tenía que explicarlo yo… Justo eso es un crecimiento enorme, ojalá yo hubiera sabido a su edad qué era ser una persona no binaria», cuenta Aster.

El reconocimiento y la aceptación social

Para muchas personas no binarias el hecho de que alguien reconozca tu identidad desde el momento en que te conoce es algo que les marca positivamente. Eme Flores cuenta: «La primera vez que fui a territorio zapatista en 2018 me pidieron mi nombre y mis pronombres, estamos hablando de que esto fue antes de que fuera lo popular en la política nacional, yo lo dije y mi acompañante me dijo «ese no es tu nombre legal», y les zapatistas me dijeron: «Aquí no nos importa qué dice tu INE, este es territorio rebelde, nos dijiste que te llamas Eme Flores, escribimos Eme Flores, pase compañere». Y yo me puse a llorar ahí de lo feliz que me sentí”.

Eme añade que a partir de este reconocimiento y de vivir como persona no binaria es que descubrió que tenía un don para hablar con las personas y que le gustaba, pese a que antes de vivirse como no binarie era algo que evitaba: «descubrí que viviéndome no binarie tenía más confianza de la que tuve toda mi vida, que podía escuchar mejor a la gente porque no estaba pensando en que me estaban juzgando porque ya no me importaba, me expresaba mejor porque tenía más confianza, pasé de introvertide a extrovertide”.

Para Jude (elle/ella) cuando comenzó a salir con otra persona no binaria descubrió otras formas de relacionarse:

Me marcó mucho porque las personas cis con las que salía como que no entendían bien mi identidad, yo uso los pronombres elle y ella y era más fácil para estas personas usar el “ella” porque me veían como mujer y eso me incomodaba, pero cuando empecé a salir con alguien no binarie lo primero que me preguntó fue con qué pronombre me sentía más cómode, le dije que con ambos y empezó a variar entre los dos.

Raúl cuenta algo similar: «Mi esposa me ha ido acompañando todo este proceso y sin ella no lo habría podido hacer, pero también conocer a alguien desde cero y que desde cero te reconozca como no binarie es muy bonito, es pensar que no estamos soles en el mundo».

Para otras personas como Alex los primeros acercamientos a su identidad fueron en el mundo laboral:

Tuve el privilegio de trabajar donde había personas de otras latitudes, hablando en inglés, en ese lenguaje hay muchas palabras que no tienen la carga de género que tienen en español. Entonces yo me daba cuenta que me refería a mi en esa neutralidad de género y eventualmente lo estaba haciendo en español, y hasta después de hacerlo un rato me di cuenta que durante mi infancia me hiper frustraba que se usara el género femenino hacia mi, y así fui construyendo este lenguaje para nombrarme, sin vivirme todavía como no binarie.

Y es que vivir abiertamente como persona no binaria puede ser la salvación de muchas personas que no saben porqué no se sienten cómodes con su cuerpo. Eri, creadore de contenido, explica:

—La frase que siempre digo es: «Ya no tengo ganas de morirme», y esto para mi ya es una ganancia, me puedo centrar en otro tipo de problemas, situaciones y momentos. Ya no tengo esta niebla mental que me daba la ansiedad de querer quitarme la vida constantemente.

Androginia ¿obligatoria?

Un tema recurrente en la conversación pública sobre las personas no binarias es el cómo debemos vernos o vestirnos, si tenemos que ser completamente andrógines para ser reconocides fuera de la binariedad. Y si bien muchas personas no binarias se sienten cómodes con esa forma de expresión, no es la única forma de expresar nuestro genero.

Leo lo explica así: «No le debemos androginia a nadie, hay muchas personas no binarias que se disculpan por no ser andróginas y tenemos personas famosas que salen del clóset no binario y empiezan a hacerles artículos de «así se ve tal persona ahora que es no binaria» y estamos repitiendo el mismo sistema que nos está oprimiendo ¿Porqué no pueden existir las disidencias fuera del binarismo?».

Alex por su parte indica que: «Yo no siento la obligación de performar androginia, que eso también a muches nos pesa al principio «A ver, si ya soy no binarie tengo que actuar diferente, tengo que entrar en un tipo de terapia de reemplazo hormonal o alguna otra transición que implique transformaciones radicales del cuerpo» y hay muches a quienes sí les reivindica hacerlo, pero para mi fue salirme de esta competencia por reforzar los estereotipos de género”.

Avances legales

En el último año se ha logrado el reconocimiento de la identidad no binaria en documentos legales, como el acta de nacimiento y la credencial para votar (también conocida como INE, por el Instituto Nacional Electoral que la emite). 

Por un lado, Leo Corro señala: «Cada persona va a tomar la decisión o no de empezar un proceso legal para que se reconozca su identidad, yo reconozco que al seguir con mi género masculino yo tengo acceso a ciertas cosas, pero sí existe una complejidad de porqué tomar la decisión de cambiar tu INE, es algo muy personal, sin embargo el que se reconozca la diversidad nunca va a ser un paso hacia atrás».

Por otro lado, Raúl Cruz señala que existe un problema de instrumentalización política de la identidad no binaria con el fin de conseguir apoyo de grupos LGBT+ en plena contienda electoral:

—Lo que está haciendo Ociel Bahena y asociaciones a nivel nacional para el reconocimiento de las identidades no binarias sin preguntarle a las personas no binarias sobre cómo queremos vernos reflejades en nuestros documentos identitarios es una cosa bien riesgosa que además en un país altamente transfóbico nos pone en riesgo a todes. Ya lo habíamos visto en Argentina en 2018, a la gente no binaria no nos gusta que nuestro género sea una X, y además se ponga en la sección de “sexo”. Yo trabajo en un lugar que es altamente LGBTfóbico que te piden una INE para entrar, y si yo saco mi INE con sexo X en automático estoy poniéndome en riesgo y vulnerando mi integridad”.

Alex Argüelles también critica estas políticas y las compara con los procesos de integración de las poblaciones indígenas en políticas públicas: «Se les dejaba fuera de los espacios de discusión y entonces llegaba el estado a promover medidas que ni siquiera eran representativas de sus usos y costumbres ni con su construcción misma de su identidad indígena. Han luchado por que no sea el Estado el que defina quién es indígena, y es algo que no ha ocurrido con nosotres como personas no binaries, quien decide cómo se nos reconoce es el Estado».

Y es que además este proceso todavía es difícil de llevar a cabo en varios estados donde aún se necesita un amparo para poder cambiar tu identidad en tu acta de nacimiento, proceso que puede ser muy costoso e inaccesible: «Es un proceso caro y tardado, por eso muches le sacan la vuelta, no porque no quieran que en sus papeles salga su identidad, sino porque es tedioso hacer tanta documentación, tantos trámites… Muchas personas no tenemos tiempo y dinero para hacerlo», opina Leiloqui.

Aster añade que ve muy poca voluntad política incluso de parte de representantes LGBT+ en puestos de poder:

Las pocas personas LGBTI en el congreso tampoco les importa mucho mover estos temas. Hace poco estuve en una reunión con Salma Luévano y pues sólo nos quieren usar de carne de cañón para su campaña, es doloroso porque para nosotres son cosas importantes y ni siquiera eran temas no binarios, estábamos hablando de temas de acceso a la salud integral trans, y era de: «Si ustedes me apoyan para la campaña, yo los apoyo y vemos”. Y creo que no debería ser un intercambio, sino que deberían estar trabajando en esto de entrada.

El énfasis está un poco mal ahorita, hay mucha gente intentando ser la primera que hace X o Y, y eso se me hace una pérdida de tiempo, no se me hace horizontal ni comunitario. Siento que hay un énfasis en lo que no es últil, yo no veo utilidad de cuotas arcoiris, para qué queremos más polítiques, si son trans o no me vale verga, de hecho hay políticos cis en quienes confío más para que impulsen nuestras agendas” y añade que lo realmente importante es luchar por cosas como el acceso a la salud de las personas trans y no binarias o que modificar los documentos sea más fácil, y sobre todo que no existan repercusiones por vivir como somos, opina Eme Flores.

Tratamiento hormonal: una opción para personas no binarias

Un tema del que se habla poco todavía es el acceso a tratamiento hormonal para algunas personas no binarias que lo deseen, ya que esto les puede ayudar a que su apariencia física se adecúe a su sentir.

—Cada persona y transición es diferente, no hay una sola forma de ser no binaria y en ese sentido hay personas no binarias que no sienten una disforia, y eso es bonito, pero hay personas que sí buscan este cambio hormonal porque simple y llanamente es lo que necesitan, conocen su cuerpo y su experiencia, siempre le digo a mis amigas Cis que incluso no saben que necesitan un tratamiento hormonal porque se nos inculca que eso es sólo para gente que está enferma y en realidad acceder a este tipo de tratamientos puede ayudar a personas cis también, cuenta Eri.

Leiloqui añade: «Hacer una transición hormonal siendo persona no binaria es algo de lo que no se habla mucho, habemos quienes queremos acceder a esto para tener un cambio físico además del social, pero de por sí es difícil acceder a hormonas siendo una persona trans binaria, ahora siendo no binaria es más difícil aún, tienes que fingir una identidad que no eres para acceder a hormonas”.

La situación en México hacia el futuro

Hacia el futuro, Eme se muestra optimista respecto a cómo se están desenvolviendo las cosas en la política nacional:

Creo que no hay ni una sola “corcholata” que esté realmente a favor de nosotres, pero nadie está todavía en contra y eso es bueno, la salida de Lily Tellez es esperanzadora, eso indica que incluso la derecha del país sabe que pierde la pelea contra la comunidad, Quadri se aventó sin paracaídas y acabó rajándose, las leyes conservadoras que se intentaron pasar emulando a las republicanas no están pegando, el PAN se da cuenta que no puede ser tan desquiciado como los republicanos y eso es bueno porque no nos vamos a tener que enfrentar a lo mismo que se están enfrentando en este momento en Estados Unidos. La violencia contra las personas de la comunidad está aquí, pero por lo menos el discurso político no va a hacer que empeore.

Aster piensa que es importante impulsar más los lazos entre las personas no binarias del país: «A las personas no binarias que lean esto les quiero decir que tenemos que crear más comunidad… generar no solamente resistencia sino esparcimiento y espacios seguros para que más banda que se está cuestionando si son personas NB tengan dónde experimentarlo, hay muchísimes que como yo se darán cuenta que son no binaries ya siendo adultes. Falta resistir no nada más desde la queja y la marcha, también desde el autocuidado”.

Eri cree que es un logro que en México el sistema judicial proteja los avances de derechos y sea difícil dar vuelta atrás una vez que se logran: «Los derechos no van para atrás, tenemos un sistema judicial diferente al de EEUU, aquí no puedes hacer una ley que diga “discriminemos a quien me pida usar sus pronombres bien”. Eventualmente este tipo de problemas se van a solucionar con el tiempo. ¿Cuánto tiempo? No lo sé, depende de los políticos y activistas encargados de mover este tipo de agendas en el espacio público”.

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