Por Matilda Ro
Fotos de Jonathan Fernández
Cuando le pedí a Frida Araujo que se definiera en cinco palabras, respondió: magia, pasión, intensidad, arte y amor. Cada término parece condensar la esencia de una artista multifacética que ha dedicado su vida a la creatividad en sus múltiples formas. Desde el teatro hasta la comedia, desde la música hasta el stand-up, su trayectoria refleja ese impulso constante por compartir la expresión artística. Para Frida, el arte no solo es una profesión, es una manera de estar en el mundo, de conectarse con los demás y consigo misma.
Originaria de Ciudad Juárez, Chihuahua, su infancia transcurrió en un ambiente muy particular: entre bambalinas y el bullicio de las artes escénicas, ya que su madre era maestra y directora de teatro. Desde pequeña, se sintió profundamente atraída por ese mundo, lo que la llevó a tomar clases de canto y a sentir una fascinación temprana por el arte en general. La pasión por el escenario y la creatividad siempre estuvieron presentes en su vida.
Con el paso del tiempo, Frida fue encontrando su camino en diversas disciplinas artísticas. Reconoce que el Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) ha jugado un papel en esta capacidad de dividir su energía entre tantos intereses, manteniéndose activa en todo aquello que le llena, ya sea actuar, cantar o hacer comedia stand-up.
—Hoy en día justo tengo el privilegio, y la suerte, de dedicarme a todo lo que desde muy niña siempre me gustó. Cantar, actuar, hacer feliz a la gente.
Quizá, es por eso que una parte crucial de su trabajo está en la comedia. Araujo comenta que la escena de stand-up en Ciudad Juárez ha sido vital en su formación y desarrollo profesional. Encontró apoyo desde el inicio, gracias a figuras como Eduardo Espinoza de Leyendas Legendarias y Mirza Domínguez, quienes le brindaron el espacio y la guía necesaria para crecer.
En ese entorno, forjó una carrera que le permitió abordar temas tanto banales como profundamente personales en sus monólogos, desde anécdotas cotidianas hasta procesos terapéuticos relacionados con su vida familiar.
—En la comedia encontré una forma de aterrizar cosas que pienso mucho, que me dan muchas vueltas la cabeza, tanto emocionales, como situacionales y circunstanciales.
Ciudad Juárez, más allá de la violencia
A pesar de la tentación de mudarse a Ciudad de México, Frida tiene un compromiso firme con su ciudad natal. A través de su productora Público Difícil, trabaja para que la comedia y el arte audiovisual, sigan creciendo. Su deseo es que Ciudad Juárez sea un destino relevante para los comediantes y el público, como otras grandes ciudades en el país. Su visión está centrada en contribuir a que su ciudad brille más allá de los titulares relacionados con la violencia, y cree firmemente en el potencial de la comunidad artística local.
—Todo lo que se escucha de Juárez ha sido a partir de la violencia, pero hay muchísimas oportunidades para hacerla brillar. Tengo una sed, así, te prometo, incansable, de ver a mi ciudad siendo muy grande. Quiero ayudar a que Juárez crezca.
Sibella: terror “mexabilly”
Frida recuerda que antes de actuar, lo que más llamaba su atención era cantar. Siendo muy joven, comenzó a practicar y perfeccionar sus habilidades. Actualmente, es vocalista de la banda Sibella, un proyecto musical que lleva casi una década en evolución que inicio a mediados del 2015. Actualmente, la banda está conformada por Carlos Manini, en la batería; los guitarritas Yhael López y Kevin Loredo; Alex Loredo, el bajista; Ángel Delgado y Turi de la Cruz, los trompetistas y Marco Lerma en el trombón.
Sibella parte del Psychobilly, un género que fusiona elementos del punk rock y rockabilly de finales de 1970, experimenta con géneros como el blues, funk, rock alternativo y hasta mariachi. Su producción musical se centra en los aspectos más oscuros del ser human como los celos, los vicios, el amor desmesurado y el odio. La banda define el resultado como “Mexabilly”, la mezcla de todo esto con una visión muy mexicana.
Frida, con experiencia en diversas disciplinas artísticas, reconoce que la música ha sido el ámbito más difícil. Ella considera que el reto de encontrar el “foco”, la oportunidad que puede catapultar a una banda, es una tarea ardua y competitiva. A pesar de estos obstáculos, Sibella ha sido telonera para bandas como Panteón Rococó y actualmente su EP, EVA, disponible en varias plataformas digitales, refleja su esfuerzo por abrirse espacio en la industria musical.
La banda se encuentra en un proceso de renovación: cambio de logotipo, revisión de la manera en que escriben y componen, y una reestructuración interna que responde a su evolución como grupo y como individuos. Para Frida y sus compañeros, este giro no significa abandonar su esencia, sino ajustarse a la realidad de ser adultos con responsabilidades que se entrelazan con el deseo de continuar haciendo música.
—Empezamos este proyecto con 18 y 19 años, y teníamos mucho tiempo libre. Ahora somos adultos y necesitamos pagar rentas.
A pesar de las dificultades que ha encontrado, sigue comprometida para que la autenticidad y la honestidad sigan siendo pilares fundamentales en su vida. De ahí viene el cabello rosa, los ternurines, las recomendaciones de anime en TikTok y el humor descarado.
—Esta adulta que estoy siendo hoy en día, creo que tiene relativamente poco. Estoy siendo un poco más libre de replantearme, cómo me quiero ver, qué es lo que quiero hacer brillar de mí misma. Y creo que, en gran parte, es gracias al stand-up.
Su vida profesional y personal siguen entrelazadas por un hilo constante: la necesidad de expresar y compartir. Ya sea en el escenario, en redes sociales o a través de la música, Frida Araujo busca, como cuenta que lo ha hecho desde niña, hacer sonreír a los demás y crear una conexión genuina con su audiencia.
Este viernes 18 de octubre estará en Mérida, y presentará show de comedia “Pequeña Traviesa” en Buena Vida Bar a las 22 h. Los boletos están disponibles aquí.