El travestismo mágico de Riggo Bega, un nuevo género literario

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Por Yobaín Vázquez

Fotos Kelly Gómez

Styling: Territorio Común

Riggo Bega es une escritore que recién irrumpió en el ambiente literario. En 2021, su novela La casita de muñecas fue seleccionada en el Fondo de Ediciones y Coediciones Literarias del Ayuntamiento de Mérida para su publicación. Si esto no es romper el cis-tema, no sé qué otra cosa lo sea. Sobre todo porque su novela es una historia LGBT que denuncia la hipocresía de una sociedad muy parecida a la de Mérida.

Verle desafiar las convenciones de género tanto en su persona como en su escritura más que una provocación, es una celebración de los espacios ganados para quienes escriben por y desde las disidencias sexuales o de género. Riggo  está abriendo brechas para que otres puedan seguir sus pasos.

Un fragmento de Riggo Bega es Naná, una mujerona oronda y altota que tal vez tenga ese nombre por la protagonista de la novela de Zolá. Con ese personaje suele presentarse en competiciones de vogue y en las presentaciones de su libro. Siempre llama la atención por sus atuendos y tocados, lleva hasta las últimas consecuencias la vieja premisa: antes muerta que sencilla.

La gente le toma fotos y ella, posona como la más, no niega la inmortalización en los flashes. En la pasada Feria de la Lectura de Yucatán (FILEY), una estudiante de secundaria no se animaba a pedirle una foto, la escuché decir: «es muy intimidante». Puede serlo, no lo niego, pero resulta más afable, saludaba a todes sin dejar de sonreír, aunque los zapatos le estuvieran perforando los pies.

No es raro, entonces, que su novela La casita de muñecas esté protagonizada por Luna y Lupita, una mujer trans y un chico travesti que maquinan un plan para robarse una casa. En esta historia se entretejen las relaciones familiares, la sexualidad reprimida y los engaños.

Riggo Bega escribió una historia salpicada con canciones dolidas que dan nombre a los capítulos. La propuesta estructural es no lineal: tiene saltos en el tiempo, como para ir desenredando una escena del crimen. Todo esto hace refrescante esta obra que ya queda como referente de la literatura contemporánea en Yucatán.

Por eso quiero internarme en esta casita de muñecas, donde la ama y señora es Naná, ver cómo la construyó, con qué materiales y qué decorados tiene.

¿Cómo nace la idea de escribir una novela que tiene protagonistas de la diversidad sexual?

Al ser parte de la comunidad y ser una persona no binaria, decido armar todo este numerito con base en mis experiencias en bares y cantinas, taloneando, fichando, en la venta de la caricia, claro que sí. De ahí conozco a todas mis amigas trans y veo los show travestis y yo también me empiezo a animar. Nace todo esto que yo llamo queerteratura, o en vez de realismo mágico: travestismo mágico.

¿De dónde se nutren las voces de Luna y Lupita? ¿Tiene una referencia con la realidad?

Tienen miles de referencias personales, vivenciales, como de muchas amigas, amigues de la comunidad trans y no binaria. Creo que se nutren mayormente de una gama de todas estas personas que han estado conmigo y me han rodeado en mi andar puteril.

Ya que tu novela se inscribe dentro de la tradición de literatura LGBT, ¿tuviste alguna novela o libro de cuentos que te influyera?

Me influyeron más bien autoras que no tiene que ver con la comunidad [LGBT]. Me encanta y me mama mucho Pita Amor, creo que por eso el dramatismo, el histrionismo. Me gusta mucho la crueldad del realismo de Inés Arredondo y me gustan también las crónicas de Pedro Lemebel. Me gustan mucho las películas, creo que parte de lo que he visto en documentales, por ejemplo: Queen, Paris is burning, Vestida de azul y muchas películas de Almodóvar.

Me parece que tu novela no es complaciente con la sociedad, pero tampoco con la propia comunidad LGBT, ¿cómo es que creas esta relación de amor-odio entre Lupita y Luna?

Más que buscar este binomio amor-odio, tiene que ver con el hecho de que conté una realidad. En la realidad nadie se ama al cien, nadie odia al cien, o bueno sí, hay gente muy intensa que odia al puteril cien nada más porque sí, no tienen nada qué hacer en su vida. La verdad es que en su mayoría todos tenemos esta ambivalencia de sentimientos amor-odio. Si hablamos desde las disidencias: el padre que no te acepta, el primo que te chinga, pero al mismo tiempo luego te está ahí, ya sabes. Y entre la comunidad, lo recién dije ahorita en la presentación, lamentablemente como somos víctimas, aunque suene dramático, es una pinche realidad, que hasta que no haya un cambio en la sociedad, no vamos a dejar de ser víctimas cuando salimos del closet. Porque sales del closet y la burla. A veces ni has salido, y si estás medio torcidita, ya te están jodiendo y no te bajan de puta, de cangrejo, maricón. Lamentablemente crecemos con esta violencia que luego, en la comunidad, se refleja con este chingonerío y el perrismo, quién es la más perra y quién es la más, el bufe o el shade, es parte de la violencia sistémica que nosotros reflejamos desde nuestro crecimiento personal. 

¿Cómo es que decidiste utilizar esa estructura como de rompecabezas en tu novela? ¿De dónde surgió eso?

Surge porque quería contar esa historia y me encantan los chismes incompletos. Me encanta, así como que escuché el otro día a mi mamá y a mi papá hablando, y luego mi mamá me dijo personalmente algo. Y luego ya sabes, como cuando el papá es infiel y nadie te lo cuenta, pero te enteras por acá y por acá o tú descubres algo, o el vecino te chismea tal cosa. Me encanta ese tipo de cosas, creo que estimula la creatividad, la imaginación. Cuando decidí escribir me propuse eso, quiero contar esta historia como cualquier persona se enteraría en la calle del chisme, te enteraste del tal cosa, del asesinato de tal persona y luego vas buscando en internet, luego conoces a alguien que pasó eso. Proviene del chisme, la verdad, nada muy literario de mi parte. 

¿Cómo elegiste la playlist que luego le daría título a tus capítulos? ¿Dejaste alguna canción afuera?

Incluso dejé capítulos afuera, como dos o tres capítulos afuera, con sus respectivas canciones, porque ahora sí que apliqué la de Rulfo, la economía literaria. Aunque ha habido gente que me ha dicho: faltó la historia de esta persona, pero se me hace muchísimo más atractivo que en vez de poner tal cual su historia. Por ejemplo, la historia de Luna, su familia no se cuenta, pero conforme vas leyendo la historia, lo que ella dice en otro capítulo, con lo que dice Saulo en otro capítulo, puedes ir intuyendo cómo fue su vida. Fue una privilegiada, una blanca privilegiada que se le retiraron todas sus arcas de oro por salir del clóset y lamentablemente queda desheredada totalmente. Muchos me lo han dicho, cómo independientemente de que ella sea una cabaretera de arrabal sigue teniendo esa actitud de alzada. Creo que por eso fue muy importante escuchar con detenimiento las canciones. Tenía canciones favoritas que, definitivamente, conforme iba escribiendo sentía que era para ese capítulo. No hice como tal una selección, sino que lo que escribía me iba diciendo, de por sí las escuchaba, mi playlist de señora homosexual para lavar los trastes. 

¿Crees que le hubieras dado otro destino a tus personajes o la tragedia era inevitable?

Al menos en esta historia, esa tragedia es inevitable. Yo creo que a partir de esa tragedia pueden salir otras verdades, otras realidades. Yo espero que las personas que sufrieron estas tragedias en la novela encuentren una realidad diferente. Creo que nos pasa, que tal vez no vivamos la tragedia de Lupe y Luna, pero tenemos tragedias en nuestra vida que nos cambian y nos modifican y decimos ya. Lo mismo yo, pasé por drogas, alcohol, prostitución y demás, la prostitución no tiene nada de malo, la verdad, el ficherismo todavía a veces lo sigo haciendo. Creo que llega un punto en el que tratas de transformar esa realidad, esas realidades que tal vez eran un poquito caóticas en ese momento y yo ahora las transformo en un libro.

Si ahorita saliendo te encontraras con Luna y Lupita, ¿qué les dirías?

Vamos a unas caguamas, a la Casita de Paja. Yo así vestida, ¿sabes cuánto sacaría? Y ellas aparte son re chingonas para el ficherismo y son bien bolseadoras de hombres. Necesito dinero, entonces seguramente les diría: vamos a la Casita de paja.