Por Katia Rejón
Foto: Vogue
A los comentarios machistas o condescendientes, Katya Echazarreta responde con contundencia. Si le dicen: “Tu piercing en la nariz no es profesional”, ella responde: “Lo llevé al espacio”. Si le dicen: “Le estás quitando su lugar a un hombre”, ella dice “No puedo quitar algo que siempre fue mío”. En tacones o con traje astronauta, Katya no se ha dejado definir por los estereotipos. Quizá porque es mexicana, quizá porque fue migrante, quizá porque es la primera mujer nacida en Latinoamérica en viajar al espacio.
Katya Echazarreta tiene 26 años y es una ingeniera electrónica espacial nacida en Guadalajara, Jalisco. Desde antes de que su nombre despegara internacionalmente, ella compartía en sus redes sociales cómo era trabajar en la industria espacial y en la NASA a los veintitantos. Su familia se mudó a Estados Unidos cuando era niña y estudió ingeniería electrónica en la Universidad de California en Los Ángeles. Consiguió un empleo como estudiante en el Laboratorio de Propulsión de la NASA, un área especializada en la construcción de naves espaciales, y tras su graduación, se quedó como ingeniera de tiempo completo.
El resto es, literalmente, historia.
El 4 de junio de 2022, Katya Echazarreta viajó al espacio como parte de la misión Blue Origin NS-21, elegida entre más de 7 mil solicitantes. Fue un viaje de diez minutos por el que había esperado 20 años marcando un hito no solo en su historia personal sino en la de México. Desde entonces ha sido retratada en revistas de moda, ha colaborado en programas de divulgación científica en Netflix y recientemente se dio a conocer que tendrá su propia muñeca Barbie.
Ahora la científica tiene otro sueño por perseguir: hacer que México invierta en tecnología espacial. Sobre todo eso, platicamos con ella:
Antes has hablado de que viajar al espacio era un sueño que tenías desde los siete años. ¿De dónde viene ese interés por la ingeniería? ¿Identificas cuál fue el momento en que supiste que eso querías hacer en la vida?
Siento que lo he tenido toda la vida. Mi segundo nombre es Celeste que quiere decir cielo y en mi familia soy la única que tiene un nombre así: medio espacial. Desde niña mi mamá se dio cuenta de ese interés y cuando había algo en la televisión que era de historia o de otro tema, me aburría o no le ponía atención. Pero cuando pasaban cosas del universo y naves espaciales, me interesaba muchísimo. Mi mamá me despertaba cuando iba a haber un lanzamiento por parte de la NASA en las noticias. Nos empezamos a dar cuenta al mismo tiempo: yo como niña y ella como mamá.
¿Qué es lo que más te emociona en este momento de tu carrera?
Definitivamente me emociona la posibilidad de crear oportunidades para Latinoamérica en general. Creo que es un momento muy importante para todos.
En este momento de mi carrera siento que me están escuchando. Si quiero una junta con algún gobernador, alcalde, senador, diputado, empresario, es posible conseguirla y gracias a eso he podido llegar a personas con mucho poder y entiendo que esa oportunidad no es para mí sino para el país en general. Ese privilegio que tengo actualmente es por el que trabajo en proyectos tan importantes para el país y logramos cosas de una manera muy orgánica.
Sabemos que estás planeando crear la Fundación Espacial Katya Echazarreta, ¿cuáles son los objetivos?
La fundación la vamos a anunciar oficialmente en mayo, pero ya tenemos todo el papeleo listo. Queremos apoyar el talento mexicano, especialmente en actividades del sector espacial porque es muy común ver que un joven logró entrar a la NASA pero no puede pagar el vuelo para ir a trabajar. O que un grupo de estudiantes está construyendo un robot y quiere competir en Estados Unidos o en Europa pero no tiene fondos suficientes para terminar de construir su proyecto, tampoco para pagar el vuelo de 15 personas y viáticos. Hay jóvenes científicos que piden donaciones o se esfuerzan para conseguir esos fondos. De ahí nació esta idea de la fundación: Tenemos talento tan increíble en este país y no los estamos apoyando, no los apoya el gobierno, ni sus universidades y puede que sus familias no tengan los recursos. Yo lo veo como un gran desperdicio por parte del país.
En la fundación queremos darles los recursos que necesiten para que puedan continuar con sus estudios y eventualmente tengan una carrera en el sector espacial. Y para los ingenieros científicos que ya estén trabajando en desarrollar esta tecnología, crearemos un sistema de recursos para el desarrollo de sus proyectos. En México, la tecnología y la ciencia no se ven como prioridad, pero definitivamente lo es.
También estás impulsando una reforma en la Constitución Mexicana para que se otorguen más recursos a la industria espacial. ¿Cómo ha sido recibida esta propuesta en el Congreso y en el Senado?
Sí, en México no podemos lanzar un cohete. México no puede tener una base o centro de lanzamiento, no puede diseñar ni desarrollar su tecnología. Si tiene un plan para salir al espacio, el país tiene que pasar por la NASA o pagarle a otras agencias para que creen y desarrollen esta tecnología. Eso es de tres a cinco veces más caro.
Con esta reforma, tendremos una base legislativa para que México pueda tener una industria y un sector espacial. Si queremos cohetes mexicanos, astronautas mexicanos y tecnología espacial mexicana tiene que comenzar con esta reforma. Tengo el apoyo del Congreso y del Senado, el apoyo de muchos alcaldes, lo único que nos falta es presentar formalmente esta reforma al Presidente. Me reuní con él hace unos meses y me dijo que quería apoyar mis proyectos. Así que esperamos que nos vaya muy bien.
Para muchas personas que no estamos familiarizadas con la industria espacial puede ser un poco difícil entender por qué es necesario que México desarrolle esta tecnología y para qué sirve más allá de la exploración planetaria. ¿Cómo responde esta necesidad al momento de crisis por la que pasa el planeta en el que vivimos?
No nada más se trata de lo que vemos como misiones a la Luna o a Marte que sí puede ser muy emocionante, pero hay cosas que son básicas para el monitoreo del clima, la comunicación o la observación de agricultura desde el espacio en nuestro país.
Si México quisiera un satélite para comunicación, tendríamos que pagarle ese dinero a otros países y solo podría utilizarlo por un corto periodo de tiempo. Si México -con sus ingenieros y recursos- buscara alguna empresa mexicana que desarrolle esa tecnología, serviría para mucho tiempo más y ese satélite después puede modificarse y servir para otra cosa. Para mí es algo increíble porque el impacto que estamos pagando también está reduciendo las oportunidades de trabajo.
¿Qué viene para el futuro de Katya Echazarreta?
Actualmente estamos trabajando en un centro de investigación y desarrollo de tecnología espacial. Queremos que sea el centro más importante y más grande de tecnología espacial de Latinoamérica. Lo que queremos lograr es eso: tener nuestra propia tecnología mexicana, diseñada y desarrollada por mentes de ingenieros científicos mexicanos. Estoy muy emocionada porque eventualmente tendremos un entrenamiento para los jóvenes que quieran entrar al sector espacial.
¿Qué mensaje le darías a las mujeres jóvenes interesadas en la ciencia?
Sé que la ciencia, la ingeniería, la tecnología y las matemáticas son difíciles pero de los desafíos podemos aprender.