Sobre las mujeres que tenemos sexo con mujeres

Por El Tijeretazo – Recortería Feminista

Ilustración de Sofía Rodríguez 

Hace poco HBO estrenó una serie que me ha dejado pilladísima: Gentleman Jack. Han sido unxs verdaderxs genixs en mantener contento a su segmento lésbico. Trata sobre la historia de Anne Lister como mujer victoriana, lesbiana y empresaria desde su propia construcción del mundo (la serie está basada en sus propios diarios). ¿Y quién es Anne Lister y por qué me ha fascinado la serie?

Sofia

Resulta que Anne fue una butch que desafió todo el estatus quo de lo que se esperaba de una mujer en Inglaterra de 1800: hacía montañismo, viajaba sola, veía sus propios negocios, usaba prendas masculinas, amaba a las mujeres y vivía abiertamente su sexualidad, se casó con LA mujer de sus sueños y nunca le temió a romper los moldes para construirse su propio lugar en el mundo. Lo mejor del caso es que dejó todo por escrito, a lujo de detalle, en más de 27 volúmenes de diarios. Lo demás se lo dejo a Google y la astucia de lx lectorx con las teclas.

Por lo pronto, a lo que vamos: es increíble verte y sentirte identificadx en los personajes que miramos. Yo nunca antes había encontrado tal grado de representación en un personaje, al menos no como lo han logrado los diarios de Anne y la dirección de Sally Wainwright. Si no les había convencido ya de ver la serie, espero haberlo logrado ahora. Pero quiero hablar de un fotorama, tal vez un par de segundos de la serie en particular:

Aquí podemos observar a dos mujeres que acaban de tener sexo lésbico, una de ellas se limpia los dedos en la sábana para después tomar algo de la mesita de noche. Así de sencillo: dos mujeres, dos dedos, una sábana. Si te identificas como una mujer que tiene sexo con mujeres y te sentiste representada, por favor levanta dos dedos la mano.

Pues sí, algunas mujeres —muchas más de las que imaginamos— tenemos sexo con mujeres y algunas veces requerimos dos dedos, nada nuevo. Justo para ello, me viene una frase que leí hace poco: “¿Cuántas cosas más habrá en este mundo frío que sean tan profundamente exquisitas como el placer puro que una mujer siente por otra? El cuerpo femenino y su placer: un encuentro arriesgado, el tabú más dulce”.

A ver sí, el sexo entre mujeres es exquisito y eso nadie lo cuestiona, pero POR FAVOR, DEJEMOS DE ROMANTIZAR EL SEXO LÉSBICO y traigamos a la mesa la siguiente pregunta: ¿qué carajos pasa con nuestra salud sexual?

Mucho se habla de que no nos interesa, de la desinformación que gira en torno al tema y de que las lesbianas, mujeres bisexuales y MSM-mujeres que tenemos sexo con mujeres (sí, aquí entran todas: lesbianas, bisexuales, heterosexuales, no binaries, trans, queer, etc que se sientan identificades con el término) nos creemos inmunes.

Pero yo realmente me pregunto si ésta es la raíz del problema, o si no será más bien por el heterocentrismo y la discriminación hacia la comunidad lésbica y bisexual que también permea en el sector salud. Basta con darse una vuelta por cualquier hospital público o farmacia y pedir que en lugar de condones te den algo para tener sexo seguro entre mujeres. Incluso en las campañas más “lgbt friendly”, la información está enfocada a la G de la bandera (“sin globito no hay fiesta”… cof cof). ¿O alguna vez has visto una campaña dirigida hacia nosotras? ¿Conoces qué métodos de protección podemos usar para nuestras prácticas sexuales? Porque claro, no todo gira en torno a los penes.

El informe “Salud sexual, VIH y otras ITS en mujeres lesbianas, bisexuales y otras mujeres que tienen sexo con mujeres MSM” realizado por FELGTB en 2012 indica las razones en unos puntos muy claros:

  • La ignorancia entre la profesión médica de datos, información y conocimientos, recientes y actualizados, sobre el impacto de las Infecciones de Transmisión Sexual (ITS) en las MSM.
  • La carencia de formación específica sobre el perfil, y los factores de riesgo y de vulnerabilidad de las MSM ante las ITS.
  • La ausencia de campañas sistemáticas de información y sensibilización en materia de salud sexual dirigidas a las MSM.
  • La desconfianza ante la profesión médica que les impide hablar abiertamente de sus preocupaciones en materia de salud sexual.

El estudio completo presenta datos durísimos, como el hecho de que sólo 13% de las mujeres europeas que participaron en una de sus encuestas, afirmaron haber hablado abiertamente con su ginecólogx sobre su orientación y/o prácticas sexuales. Pero cómo no va a ser así, cuando contrastamos esa cifra con el 45% de mujeres que afirmaron haber sido discriminadas por su preferencia por el mismo personal médico.

Aún más alarmante es la cifra del 6% de mujeres a quienes se les ha negado un tratamiento médico por su orientación sexual y el doble (12%) aseguran que han dejado de buscar atención médica por miedo a la discriminación. Y eso en Europa, imagino que la realidad en Latinoamérica será aún más terrorífica.

¿Vamos viendo de qué lado masca la iguana?

La salud sexual debería ser un derecho para todxs, independientemente de nuestra orientación, identidad, raza o condición económica, pero la realidad está muy lejos de eso. ¿Qué hacer entonces?

Las lesbianas tenemos fama de que siempre nos ponemos manos a la obra (guiño guiño) y esta lesbiana no fue la excepción. El Tijeretazo – Recortería feminista es un proyecto que surgió precisamente del deseo y necesidad de difundir información específica, actualizada y funcional para nuestro sector, así como acercar los métodos barrera o de protección a muchas más mujeres. Porque claro, informar es un paso, hacerlo de manera divertida y atractiva es otro, pero también tenemos que llevarlo a la acción.

Literalmente compramos cajas de diques dentales, guantes de látex y dedales, los empacamos bonito y los ponemos al alcance de todas. Están en el horno talleres, conversatorios y otros eventos próximos para romper de una vez por todas esa brecha, entre muchas otras cosas que me gustaría compartir, pero no es el motivo principal de este artículo (para saber más pueden buscarnos en Instagram y Facebook).

El proyecto lleva aproximadamente seis meses y la aceptación y respuesta de la comunidad lésbica, de mujeres bisexuales y MSM en Mérida (y fuera de) ha sido increíble. Esto me confirma que claro que sí nos interesa cuidarnos sexualmente y queremos hacerlo, sólo no teníamos los medios e información al alcance.

Lesbianas, bisexuales y MSM: hagamos de la responsabilidad sexual una expresión más de nuestras luchas y sororidades. Tomemos la palabra, alcemos la voz, traigamos estos temas a la mesa, démosle visibilidad también a nuestra salud sexual, que nadie lo hará por nosotras. Si luchamos por nuevas formas de amarnos y relacionarnos libremente entre mujeres, defendamos también nuevas formas de cuidarnos sexualmente.

Cierro haciendo una pequeña anotación al margen: todo este texto surgió mientras mi mente se detenía en el fotorama que mencioné al inicio y pensaba: “¡Qué rebonitos se verían unos dedales en esa toma!” Sólo se los perdono porque en la época victoriana aún no existían.

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