El espejo cóncavo o la osadía de aceptarse gorda I

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No pasa un día sin que me mire al espejo. No es vanidad, es vigilancia. Mi cuerpo está a años luz de ser como el de las modelos, pero bueno una hace su lucha ¿no? Lo mejorcito que pueda estar ya es ganancia. He visto todos los documentales de liberación femenina de Netflix, leído el Segundo Sexo de Simone de Beauvoir, comprendido la gravedad de que el público adore cuerpos sintéticos e imposibles como el de las Kardashian y aceptado mi cuerpo con todo y sus «defectos», pero sigo mirándome para ver si no he subido de más, aunque sé que ni cinco kilos extra podrían dañar mi salud ¿pero y mi autoestima? ¿Es que existe en el mundo una mente femenina que escape de esta cárcel de la perfección?

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Maryliz estudió Artes Visuales en la UADY y es ilustradora. Como ella ha dicho antes, su trabajo es una especie de catarsis de sus peores miedos y pensamientos más recurrentes. La cito a ella porque es la única mujer que conozco que se gusta como es y no siente ningún golpe emocional cuando se refiere a sí misma como gorda. Espera en una de las mesas de Plaza Fiesta, es un sábado cualquiera en la ciudad y en el comedor del centro comercial sólo hay personas de la tercera edad.

-Bueno lo que yo te quiero preguntar es cuáles son las reacciones o comentarios que recibes de la gente, acerca de tu peso. Y si crees que exista aquello que algunos llaman «gordofobia».

-Sí. Lo primero es que cuando eres gordo tu cuerpo pasa a ser un espacio público. Para los otros no eres un mortal más sino un típico gordo. Te topas con los Testigos de Jehová de la Salud. «Deberías bajar de peso por salud»,  pero la mayoría de las veces no es un consejo médico, más bien están corrigiendo un error estético. He leído a varias autoras que tratan el tema de la gordofobia. Casi ninguna es mexicana, ni siquiera están traducidas, las leo en inglés como puedo. Y eso me ha ayudado a comprender un poco lo que vivo, que no existe eso de que dentro de ti vive una persona flaca -como algunos anuncios para bajar de peso han querido popularizar- dentro de ti vive una persona con inseguridades y prejuicios. Eso es seguro.

La palabra «gordo» es una ofensa, no un adjetivo.

-Otra cosa que me mata de risa es que cuando digo que soy gorda, la gente suele contestarme «no, no lo eres, eres hermosa» ¿ya sabes? ¿o sea, por qué no puedo ser ambas? Hoy decir que eres gordo es como decir que tienes una enfermedad terminal. Y te dicen «pero si tienes una cara preciosa» por no decir «tu cuerpo está muy mal». Los comentarios suelen ser sutiles. Una cosa que tienes que saber es que yo hice dietas de todo tipo. Intenté de todo. Hice ejercicio, me la vivía midiendo mis carbohidratos. Pero me rendí. Y no me rendí porque piense que está muy bien la industria y que yo no me esforcé lo suficiente; sino porque me di cuenta que era una cosa de nunca acabar. Si no eres feliz ¿entonces cuál es el punto? ¿hacerlo por martirio o por asceta? ¿por qué alguien haría algo que no le hace feliz? ¡Y con tanto ahínco! Cómo los ves. He conocido a personas que se han matado haciendo ejercicio, que se han provocado desórdenes alimenticios, muchas cosas, por miedo a ser gordo.

-¿A qué atribuyes ese miedo?

-Si me lo preguntas creo que cuando una persona no es apta para el consumo sexual, no existe. Las personas con discapacidad también son nulas. O peor aún representan sólo aquello que está a la vista. Para los gordos es peor porque te lanzan la idea de que estás gordo porque quieres, o que estás en un proceso de transición hacia tu verdadero yo que es habitado por una persona flaca. ¿No es ridículo? El try or die que impera nuestros días ¿ya sabes? o eres delgado o mueres en el intento. Está cabrón. Realmente nadie te entiende. Tengo muy pocos amigos que aceptan su cuerpo como es.

-¿Cómo fue esa transición, cuando comenzaste a aceptarte? 

-Al principio era así. No me gustaba para nada mi cuerpo. Todavía no puedo decir que salto de orgullo, sí puedo decir que me acepto y me gusto. Por un tiempo fui delgada, cuando hacía todas esas cosas para estar «en forma». Apenas lo dejé mis familiares y amigos comenzaron a decirme «ya subiste algunos kilitos», me deprimía mucho. Para mí era el peor insulto. Iba a los probadores como podría ir a un juicio de muerte. ¿Que me siento y se me ve la lonja? ¡Qué horror, preferiría ser invisible! Porque ¿gordos? ¿dónde los ves felices?

Con tus selfies promueves la obesidad infantil

-Si les contestaba «pero me gusta cómo soy» me decían «pues sí, nena, pero es un problema de salud». La carta de salud siempre va a ser como su yuguitrampa, siempre va a salir esa madre y vas a perder contra eso: es que no es normal, si sigues una dieta vas a bajar de peso, si no hubiera solución OK, pero si te esfuerzas…Para empezar, mira, yo no soy doctora. No puedo decir que estoy saludable, pero yo me imagino que así como todas las cosas son ambiguas en esta tierra, tendría que hacerme un examen de salud para saber a ciencia cierta si estoy dada en la madre por ser gorda. Pero lo mismo tendrían que hacer todos o la mayoría de la gente.  Antes diario me pesaba en la báscula, todo el tiempo me veía en el espejo. Y ahora que veo mis fotos estaba súper delgada y aun así yo me sentía gorda. ¿Y todo para qué? ¿Para agradarle a la gente? Nunca fui feliz ni me gustó cómo me veía. Ahora me gusta cómo soy y vivo como quiero.

-¿Qué respondes a los comentarios sobre tu peso?

-Bueno, la gente te dice de todo. Que para mejorar el autoestima  y yo pienso: ¿no sería mejor para mi autoestima que ustedes dejaran sus prejuicios a que yo esté luchando todos los días por mantener un peso y sentirme miserable? Cuántas cosas le provocan a una persona ver cánones a los que nunca podrán llegar. El ámbito de salud ya cada quién sabrá, si yo tuviera una enfermedad por supuesto que me recomienden cosas, voy con un doctor y me atengo a las dietas y lo que me recete. Pero no todas las personas gordas están enfermas, ni todas las personas delgadas están saludables. Pero a ellos, claro, nunca les van a ofrecer un volante de dietas y ejercicios. Sin embargo, ¿cuántas personas existen que estaban gordas, intentaron bajar de peso desesperadamente y eso les provocó enfermedades e incluso la muerte? ¿entonces están intentando combatir la enfermedad con prejuicios que también provocan otro tipo de dolencias o riesgos?

Conozco a una fulana que está gorda y le vale

-A veces no puedo decir lo que pienso. Las personas llegan y me ofrecen -sin que yo se los pida- un consejo para perder peso. Como si yo lo estuviera buscando, como si todos lo buscáramos por sentido común. Me han ofrecido hasta pastillas que yo creo eran anfetaminas. A veces siento que tengo que ponerme una máscara para fingir que me importa como a todos. Porque no he conocido una chava de mi edad que no quiera bajar de peso o no se odie de alguna forma. Una cosa es que te guste una moda, y otra que estés haciendo cosas que no quieres porque no te gustas.

-¿Cuáles son las cosas cotidianas que podrías considerar como gordofobia?

-Cuando tienes la osadía de ponerte algo y no eres delgada te llueven las burlas. Que si las gordas a partir de 70 kilos no deben usar mallones, que si usas crop-top te ves como Winnie Poh. ¿Pues sabes qué? A mí me en can ta Winnie Poh. Perdón si lo que voy a decir es muy arriesgado: pero quiero creer que antes de gorda, soy un ser humano. O al menos eso me imagino. No porque sea gorda me voy a morir de calor con faldas largas o un abrigo de esquimal para esconder mi cuerpo. Tampoco me voy a privar de las cosas que me gusta o me gustaría ponerme.

El gordito feliz

-No soy nada social. Ahorita sí porque estamos de a uno. No soy una persona que hable mucho o haga amigos tan fácilmente. Entonces entro a aplicaciones para conocer gente y tengo que usar nicks para especificar que soy gorda. Porque ¡ay de ti que salgas con alguien y no sepa que eres gorda porque se muere! Le da su infarto. Así que casi casi escribo WARNING: Vas a entrar a la zona… me pongo «Gorda 2000», lo que quieran.

-¿Y ahí qué tipo de experiencias has tenido?

-Una vez me paso que un tipo que no se cansaba de escribirme «hola preciosa» no pudo agregarme porque siempre lo rechazaba. Entonces me escribió «maldita gorda, en lugar de estar pintando deberías estar bajando de peso». Me morí de risa, luego me puso que me iba a buscar a mi casa y entonces sí lo bloqueé.

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All the junk in all the right places

-Entre los descubrimientos que hice en los chats online había un sitio especial para la gente con sobrepeso. Yo pensé que había encontrado el cielo. Pero no. Te topas con comentarios del tipo «a mí me gustan las chicas gordas porque hay más carne». Hasta en la letra de Meghan Trainor lo dice: all the junk in all the right places. Incluso en las tallas grandes hay que llenar estándares. No vaya a ser que además de gorda no tengas las tetas grandes o un gran trasero porque entonces eres un pecado viviente. Es la verdad. ¿Qué otra cosa podrías sacar de una gorda?

-¿Ahí encontraste personas que pensaran como tú?

-En esa red es muy popular la moda del Feeding y el Gaining. Es como un fetiche de ganar peso o alimentar a una persona hasta que explote. Se me hizo algo muy raro, porque entonces pasabas a ser un mono entrenado para la satisfacción de su amo. ¿O sea, todo el día voy a estar comiendo?  Hay personas que tienen hasta una escala de cuánto peso vas a subir. Me fui, Katia, al otro extremo del infierno. Ahora no voy a tener que bajar tres kilos a la semana, sino engordarlos. Porque cuidadito en el fat lives matter se te ocurra decir que te interesan las dietas, porque te destierran.

A las niñas gordas nadie las quiere

-De un lado lo único que importa es ser fitness, el crossfit, el slimstep, las cremas, el gym, los chistes de gordos; y por el otro extremo, el gaining, el feeding, y comer hasta estar inmóvil. No quiero que me digan chaira, pero por favor, el consumo es lo que importa actualmente. Entonces, obvio, lo que seas como ser humano es lo de menos. Al nacer lo que importa es que sirvas para algo y tú como mujer tienes que aprender a usar tu única arma que es verte bonita. Y aparte un canón súper cabrón para que nadie pueda entrar.

-¿Cómo es que comenzaste a aceptarte como fueras?

-Cuando tenía 22 años sentía mucha soledad y envidia. Me ayudó un montón conocer personas que piensan parecido. Leí a Fat Heffalump, Jess Baker, Tess Munster, Virgie Tovar y dije: mira, ellas tienen la osadía de aceptarse gorda. Y ésa ha sido mi forma de encontrarme.

-¿Crees que los medios han prescindido de representar a las personas gordas como algo más que sólo eso?

-Ahora mismo no se me ocurre ninguna película o serie donde hayan cumplido un papel así. Quizá Drop Dead Diva aunque sí había por ahí un estereotipo de que cuando era flaca era tonta y en su cuerpo de gorda pues nada más le queda ser inteligente. En las películas, en las telenovelas, la gorda siempre hace el papel de gorda, como si fuera la única cualidad que pudiera representar. Lo mismo pasa con las personas con discapacidad. Si las ponen en la televisión debe ser para representar su condición, para salir en el Teletón o pedir caridad. Lejos de eso no deben tener vida ¿no?

-Soy gorda y los hombres tienen todo el derecho a no sentirse atraídos por mí. No voy a decir que deberían amarme. Lo que no se vale son las faltas de respeto. No tienen ningún derecho de opinar sobre mi cuerpo.

 Por Katia Rejón