A veces siento la necesidad de escapar

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Columna 30: Ni coqueta, ni próspera | Por Matilda Ro

Ilustración por Eloísa Casanova

«Tengo una necesidad crónica de estar yéndome
y mi cuerpo está más cómodo en estado de tránsito».

Valeria Mata, Todo lo que se mueve (Edit. Comisura, Madrid, 2023)

Este texto se puede leer escuchando la canción This is Nowhere de The Black Keys.

Conducía por el periférico de Mérida de regreso a casa. Por una breve distracción, tomé una salida equivocada y, de pronto, la carretera se extendió delante de mí como una invitación.

Las luces de la ciudad desaparecieron en el retrovisor y en lugar de nervios, como usualmente me siento cuando me desoriento manejando, sentí calma. El paisaje abierto y el cielo despejado, junto con mi playlist para manejar por las noches, parecían empujarme a seguir adelante.

El ritmo de la música se sincronizaba con mis pensamientos, flotaban en una mezcla de libertad y cansancio acumulado. No quería dar vuelta. No porque hubiera algo que evitar, sino porque en ese momento la carretera representaba una forma de escape, un espacio donde podía simplemente avanzar. Fue como si, por un rato, hubiese encontrado la salida a una presión invisible, una que ni siquiera sabía que tenía, pero ahora se revelaba como algo constante que cargaba en el día a día.

Ilustración original de Elodraws inspirada en el K-Drama One Day Off 박하경 여행기  Director: Lee Jong Pil (이종필)
Guionista: Son Mi (손미)
A veces, fantaseamos con dejarlo todo, con una vida más sencilla, sin responsabilidades, sin las prisas del día a día. (Ilustración © Eloísa Casanova – Memorias de Nómada)

En el K-Drama ‘One Day Off’, emitido en 2023, se narra un par de días en la vida de Park Ha Kyun, una mujer en la década de los años 90 que enseña literatura coreana en una escuela secundaria y lleva una vida común. En el primer capítulo, cuando sus alumnos miran hacia las ventanas del aula, soñando con escapar; ella, parada al frente de la clase, hace exactamente lo mismo.

Nos cuenta que a finales del siglo XIX en Francia existía una condición psiquiátrica conocida como Dromomanía, que se caracterizaba por una necesidad incontrolable de deambular. Las personas “afectadas” dejaron atrás empleos y familias y simplemente se fueron, en una especie de “turismo patológico”. La gente les llamaba “viajeros locos”. Pero, Ha Kyun se pregunta: “¿fue realmente la locura lo que les impulsó a viajar? ¿O fue el miedo a volverse locos en su vida diaria lo que les hizo marcharse?”.

Comprendí ese sentimiento el día que me equivoqué de salida. Este deseo de “huir” no era nuevo. Había comenzado en pequeñas dosis cuando trabajé en empleos con horario de oficina. Cualquier excusa para salir se había convertido en algo esencial para poder continuar con la jornada laboral. Con el tiempo, cambié la forma de trabajo y pensé que esa necesidad desaparecería. Pero no lo hizo. A veces, todo lo que quiero es dejar el teléfono en silencio, ignorar los mensajes que se acumulan en WhatsApp y «desaparecer del mundo», aunque sea por unas horas. Es una apremiante necesidad de desconexión y también de bajar la velocidad.

Es un impulso que nace de un agotamiento más profundo, de una constante necesidad de producir, de cumplir expectativas y seguir avanzando sin saber bien hacia dónde. Un agotamiento que, como bien señala el filósofo Byung Chul-Han en su libro La sociedad del cansancio, no proviene de un opresor externo, sino de unx mismx. Nos autoexplotamos en un esfuerzo constante por ser más, hacer más, estar en todas partes.

Es curioso como este deseo de huir, en muchos casos, no implica un rechazo absoluto a la vida que llevamos. No quiero dejar a mi familia, o cambiar de trabajo, ni mucho menos cambiar radicalmente lo que soy. Solo quiero un respiro. Una pausa. Un momento para recalibrar, para estar en paz conmigo misma, sin la urgencia de hacer algo más. Tiempo para pensar sin la presión de responder a todas las exigencias de atención que me rodean.

En ‘One Day Off’, los ocho episodios que conforman la miniserie comienzan reafirmando una premisa simple: “Cuando anhelo desaparecer, hago viajes de un día. Camino, como y dejo que mi mente divague”. A partir de ahí, cada capítulo tiene su propia historia, con nuevos personajes y encuentros, por lo que a medida que los episodios se acumulan, comienza a desarrollarse una continuidad: Ha Kyun está viviendo nuevas experiencias, conociendo a otras personas, dando un gran respiro de aire fresco para continuar viviendo su rutina diaria.

Vivimos atrapados en un ciclo de productividad que no nos deja descansar sin culpa. No creo ser la única que a veces fantasea con dejarlo todo, con una vida más sencilla, sin responsabilidades, sin las prisas del día a día. Pero, en el fondo, sabemos que no es la solución. Yo sé que huir, no resuelve nada; en cambio, solo posterga lo inevitable. Lo que realmente necesitamos es aprender a detenernos, a escucharnos, a cuidarnos.

El autocuidado suele parecer un lujo egoísta; pero, en estos tiempos, donde todo parece ir demasiado rápido, se ha convertido en una necesidad. Estoy aprendiendo gradualmente qué tan importante es. Quizá, como los “viajeros locos” del siglo XIX, no busco huir por miedo a la locura, sino por temor a lo que significa quedarme quieta.