Tropivisiones: Cine comunitario desde Tekit

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Por Nery Chi 

Tropivisiones: Miradas de lxs ha’kanules (guardianes del agua, en lengua maya), es un proyecto que empezó a tomar forma en marzo del 2020. Se han dedicado a dar talleres de formación audiovisual a jóvenes entre 18 a 25 años en Tekit para realizar cortometrajes con una mirada local.

La idea surgió a partir de la convocatoria de la primera edición al Estímulo para la formación audiovisual independiente (EFAI) de la Secretaría de Cultura del Gobierno de México a través del Instituto Mexicano de Cinematografía. Más de 50 proyectos se inscribieron y 10 fueron seleccionados, entre ellos este proyecto de origen yucateco.

Platicamos con la coordinadora técnica del proyecto, Danya Leal, acerca de lo que fue impartir este taller a los jóvenes desde octubre a diciembre 2021.

—Nos parece que en Yucatán están pasando procesos de despojo de tierras muy evidentes en muchos lados, y Tekit no es la excepción. Entonces, hacer cine en estos tiempos puede ser de ayuda a incentivar estos procesos que ya se vienen dando como defensa de territorio.

Danya comenta que además de la producción de Otros mundos y realidades, y del diálogo para crear estas narrativas, la intención de hacer cine comunitario también es divertirse mientras aprenden nuevas herramientas. El aprendizaje fue recíproco para lxs jóvenes y lxs talleristas. 

Inicialmente dentro de Tropivisiones, eran tres: Paulina Estrada, Sheyla Camarena y Danya. A través de la asociación civil Bacab, quienes se dedican a la educación ambiental desde hace más de 8 años, presentaron el proyecto. Más adelante, al momento de la ejecución, invitaron a cuatro talleristas más, entre ellxs, Maricarmen Sordo. 

Maricarmen fue la tallerista encargada de enseñar el uso de herramientas técnicas como la cámara, el tripié, la iluminación. Además de las sesiones presenciales, también tuvieron videollamadas en las que conversó con los jóvenes sobre las locaciones propuestas.

Desde su perspectiva, Tropivisiones busca generar herramientas para crear historias desde un cine comunitario que no tenga jerarquías y generar un espacio seguro para hacer cine y entender las relaciones en las que se trabaja en materia audiovisual.

—El proceso es más importante que el resultado y eso me quedó muy claro. Fue algo que se llevó de principio a fin. En el cine convencional la película es más importante. Todo por la película. Y en este caso, pensamos ¿qué necesitamos nosotras y nosotros? ¿Cómo nos sentimos mejor? ¿qué está pasando? ¿cómo nos estamos comunicando? Esos procesos humanos eran fundamentales y muy valiosos. 

Para Maricarmen, el cine comunitario es muy importante pues hay historias que les corresponde a la comunidad contar, no a nosotros. Dentro de Tropivisiones, todos los que quisieron tuvieron la oportunidad de agarrar la cámara y adquirir aprendizajes, no sólo quedarse en un mismo puesto. Ella se lleva una buena experiencia de la primera edición de Tropivisiones.

—Siento que aprendí mucho de esta experiencia. Me siento contenta y conmovida. Quiero seguir trabajando en estos proyectos y seguir acompañando a los participantes. 

Tropivisiones busca la descentralización del cine. Esto incluye el aprendizaje en un ambiente no solo lleno de conocimiento, si no de diversión; de poder aprender mutuamente entre talleristas y participantes, poder contar historias propias desde una perspectiva única y en ambientes que son más identificables para nosotros que historias de plataformas de streaming populares. 

Talleristas y participantes trabajaron en equipo para la creación del cortometraje Ba’ax k’kaxtik, que muestra tan solo un poco de lo que se puede llegar a crear con este tipo de iniciativas. 

En septiembre de este año iniciaron la campaña de recaudación de fondos en Donadora, a la par con el financiamiento de  para ayudarles a terminar el financiamiento del EFAI, para realizar la segunda edición de Tropivisiones. La siguiente semana arrancan con las actividades pero si estás interesadx en apoyar, puedes hacerlo aquí.