Travesura realizada, cuando los fans son creadores de cultura

Por Martha Yah Santana

Ilustración: Luis Cruces Gómez

Juro solemnemente que mis intenciones no son buenas…

¿Recuerdan esa frase del mundo de Harry Potter usada para develar los lugares más escondidos del castillo de Hogwarts? Algo así haremos en este texto, un recorrido para conocer cómo se lleva a cabo la conformación de la cultura desde los fans, por supuesto, usaremos de ejemplo a los fans de Harry Potter.

 

La cultura puede ser entendida a través de sus distintas expresiones y atributos. Desde la propuesta de Denis McQuail, la cultura puede encontrarse en distintos lugares: la gente, sus prácticas y los objetos. A través de este entendimiento de la cultura, podemos incluir a los productos mediáticos como parte de la misma. Es importante aclarar que la cultura no está reservada para cierto tipo de productos culturales o personas, esas concepciones muchas veces solo parten de posturas elitistas. Ya que andamos en modo Harry Potter, vamos a llamar a aquellos defensores de la “cultura” como muggles.

Una de las manifestaciones y parte importante de la cultura son los fans, ¿qué sería de las series, sagas, películas sin ellos? Los fans son una manifestación de la cultura, pero al mismo tiempo participan en la creación de la cultura, es decir: en ambos sentidos.

El concepto “fan” tiene una tradición histórica relacionada con estereotipos, Henry Jenkins en Textual Proachers hace un recorrido del camino que ha seguido la palabra desde su raíz latina fanus que se refiere a los servidores de templos o devotos. Este término adoptó connotaciones negativas y evolucionó a “fanático”, relacionado con un sentido más religioso y de culto. La abreviatura “fan” aparece por primera vez en textos periodísticos para referirse a las personas asistentes a encuentros deportivos. El concepto jamás se alejó de las connotaciones negativas y en los primeros estudios académicos que hacen referencia a los fans fue abordado de tal modo.

El ser fan de algo muchas veces viene con esa carga histórica asociada a la locura. Si bien algunas personas siguen haciendo esas asociaciones negativas, es indudable que la participación de los fans es importante para la expansión de los productos culturales y del mundo narrativo que los conforma.

Harry Potter y sus fans son un ejemplo de esto. La historia del mago que asiste a un colegio de magia dio pie a un sinfín de manifestaciones y creaciones de fans; por nombrar algunos ejemplos están los textos o mejor conocidos entre la comunidad como fanfics, los videos, imágenes, obras de teatro, entre otros. Como producto mediático conocido a nivel global también tiene sus repercusiones a nivel local, hablemos entonces de los fans yucatecos de Harry Potter.

Ser fan de Harry Potter está vinculado en gran medida a la lectura, recordemos que de ahí se generó el mundo narrativo de la serie, por ello los fans yucatecos más allá del “niño que sobrevivió” tienen un vínculo emocional con la lectura. Podemos hablar incluso de una generación de lectores gracias a este primer acercamiento a la saga cuando eran niños o adolescentes.

Algo a destacar de los fans y su participación en la conformación de cultura es su labor de organización. Dadas las condiciones que nos permiten las herramientas digitales, ser fan de un producto mediático posibilita formar parte de una comunidad que puede ser virtual pero también física, y así es el caso de muchos fans de Harry Potter. Algunos disfrutan de navegar por internet buscando información relacionada al universo narrativo y otros deciden conformar un club con personas de su ciudad, de ese modo fue que en Mérida se creó el club de fans Harry Potter Mérida.

Los clubes de fans son fieles seguidores y consumidores de los productos culturales y al mismo tiempo participan en la creación y gestión de la cultura desde sus prácticas, además de que existe la posibilidad de que alientan a otros a crear contenidos y ser “prosumidores”, es decir, consumidores y también productores. La gestión puede formar parte de las producciones realizadas por fans, pues el proceso creativo y de organización es similar y complejo como el realizado en la elaboración de algún tipo de contenido como texto o video.

Se podría decir que un club genera una identidad colectiva, pues consumen y disfrutan de manera más entusiasta un producto cultural, lo que permite generar identidad. “Llegas a un lugar donde a todo mundo le gusta lo mismo que a ti”, así declaró una fan su experiencia al convivir con otros miembros del club.

Harry Potter Mérida, como club, se ha encargado de ser parte de la creación de cultura en muchos sentidos, en particular se han enfocado a la difusión de la lectura entre sus miembros y hacia fuera: “de hecho habían juntas que hablábamos de otros libros, olvidábamos a Harry Potter. Lo que me gustaba es que al fin de cuentas era como un club de lectura, no solo leíamos Harry sino que compartíamos otros”

El club ha jugado un papel muy importante en las decisiones de consumo de sus miembros. La convivencia los ha marcado social y culturalmente lo que les permite tener un acercamiento particular con la franquicia Harry Potter. Ante una convergencia de medios en los cuales si eres fan de algo basta con ingresar a internet y convivir con otros fans, existen otros que privilegian la convivencia en espacios locales.

Las actividades realizadas por el club dan cuenta de este tipo de convivencia particular, por ejemplo, son conocidos sus estrenos de medianoche de las películas. Los miembros fundadores relataron su experiencia también con actividades como talleres, convenciones, fiestas y reuniones, todo ello con la finalidad de conocer a más fans que disfruten de la historia.

Los fans como una manifestación de la cultura nos ayudan a ser menos muggles y entender que podemos ser consumidores y creadores de cultura. Seguir de cerca a los fans también nos ayuda a la comprensión de sus apropiaciones de las historias y en algunos casos de los medios digitales. Lo anterior, es primordial para el estudio de prácticas culturales y llevar esos procesos a otros ámbitos de la vida diaria, por ejemplo educativos.

Un mundo narrativo nutrido por los fans no tiene límites, podemos saber en dónde inicia pero nunca en dónde acaba.


¡Travesura realizada!

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