Por Logan Johnson
Ilustración: Elo Draws
Comenzó cuando el hashtag #SinMujeresNoHayLibertad generó atención en medio de la pandemia del Covid-19. La frase nació cuando la brigada Para Leer en Libertad, proyecto cultural enfocado a fomentar la lectura y divulgación de la historia de México, anunció su curso en línea Para escribir en libertad y fue criticado por la total ausencia de escritoras entre los nueve hombres que impartirían en el curso. 24 horas después de que salió la invitación abierta, el ruido creado logró que el taller fuera cancelado, pero el verdadero impacto llegó más adelante.
El curso, que estaba programado para transmitirse cada viernes del 22 de mayo al viernes 24 de julio de este año, sería una retransmisión de otro ya grabado hace tres años. En su momento no pudo contar con la presencia de escritoras, ya que las tres mujeres que estaban previstas para participar no estaban disponibles por conflictos de agenda. A raíz de esto, la brigada empezará a incluir cursos donde mujeres escritoras estén presentes.
Las especialistas femeninas propuestas iban a ser Mónica Lavín en cuento, Laura Esquivel en literatura en el cine y Elena Poniatowska por periodismo y novela. Pero, ¿no hay más escritoras en el país? ¿Acaso no hay más mujeres mexicanas que también estén enfocadas en dichas áreas de la literatura?
El nacimiento del mapa
La escritora Esther M. García, originaria de Ciudad Juárez, decidió aprovechar el momento y la presión en las redes sociales para visibilizar a sus colegas:
—Hay una amplitud enorme de escritoras a las que puedes llamar para que den este curso, esta conferencia, este taller; ya sea municipal, estatal, nacional, e incluso, internacionalmente. Hay muchas escritoras que tienen un curriculum muy grande y que no tienen la misma difusión que otras.
La misma Esther cuenta con una gran trayectoria. Entre sus múltiples reconocimientos destaca su poemario Mamá es un animal negro que va de largo por las alcobas blancas, que la hizo acreedora del Premio Internacional de Poesía Gilberto Owen Estrada en 2017 y su novela juvenil, Confesiones de una booktuber, que le granjeó el Premio Nacional de Literatura FeNal Norma 2018.
Ahora, tomando inspiración en el trabajo de María Salguero (geóloga que desde hace tres años hace un registro de los feminicidios en México a través de un mapeo) y a través de una aplicación de Google, empezó a registrar en un mapa los nombres de las escritoras que iban mencionando a través de hilos en Twitter.
Sin embargo, algunas de las escritoras que fueron nombradas en Twitter no tenían sus biografías completas en línea. Por esto, la autora de Bitácora de mujeres extrañas creó una cuenta de correo electrónico y lanzó una convocatoria abierta a través de la página de Facebook para que aquellas autoras que tienen un historial ya establecido puedan mandar sus biografías.
Las autoras que aparecen en el mapa nacieron después de 1930, para ser consideradas contemporáneas, tienen al menos un libro publicado en una editorial establecida con ISBN, así como becas, distinciones o premios, entre otros reconocimientos. En el mapa, cada literata está registrada con su nombre y una semblanza en el estado en que radica actualmente, pero no es una geolocalización completa, pues más allá del estado, no se puede determinar el lugar donde vive la escritora.
El desarrollo del mapa
Apenas un mes después de su creación, y a pesar de que la idea original era reconocer a las autoras nacionales, la evolución del mapeo ha tomado un alcance de forma internacional. Esto genera una pregunta obligada, ¿qué tan lejos llegará? Por el momento, Esther prefiere enfocarse en nuestro territorio:
—Hay escritoras originarias de México, pero que ya no residen en el país, sino que están en Estados Unidos, Canadá y Europa. A ellas las tengo en lista de espera, porque primero estoy registrando a las que viven en México.
Hasta el momento se cuentan con registros en Toronto y Montreal, y aunque el crecimiento del mapeo ha tomado mucha fuerza, la poeta es consciente que la recopilación de estos nombres es apenas el inicio:
—Todo lo mapeado es un porcentaje mínimo, porque no todos pueden o quieren estar presentes en redes sociales. Hay autoras que no saben de la existencia del proyecto, por lo que dependo de las autoras que están circundando en el punto o en la región para que me hagan llegar las semblanzas. Han llegado como 120 correos y, en algunos casos, no contiene la semblanza de una sola autora, sino que de cinco o diez autoras pertenecientes a la misma localidad.
Actualmente, el Mapa de escritoras mexicanas contemporáneas cuenta con página en Facebook y una cuenta en Instagram, pero está en construcción una página web y se planea presentar en dichas redes contenido sobre las autoras, desde su semblanza y su foto hasta videoclips de ellas mismas relatando sus trayectorias. Mientras tanto y debido a la contingencia, se han empezado a abrir mesas de diálogo virtuales entre varias de las autoras de diferentes puntos del país, compartiendo algunas situaciones que han experimentado a lo largo de sus carreras.
Detrás del mapa
La creación del mapa es una labor personal para Esther, que visualiza desde dos ángulos. El primero, la aparente minúscula presencia de las mujeres en la literatura actual; y el segundo, la poca notoriedad que se le otorga a la cultura en la periferia:
—Seguimos viviendo una violencia, porque se nos invisibiliza a las escritoras, se nos borra el nombre o se llega a decir que ‘sólo existen estas tres autoras’. En México toda la cultura está muy centralizada. Yo quisiera que, con este proyecto, se empiece a derrumbar estas dinámicas de poder y que se pueda acceder a ello de una manera general, para todes. Generar vías de comunicación entre las propias autoras, acercarse entre ellas.
Dicha violencia fue una constante durante la primera mesa de diálogo Descentralizar la escritura: Escrituras periféricas hechas por mujeres mexicanas, que la página de Facebook del Mapa de escritoras mexicanas contemporáneas tuvo en colaboración con la Fundación Elena Poniatowska Amor A.C., donde varias autoras de diferentes puntos del país relataron algunas situaciones que han experimentado a lo largo de sus carreras.
Carmen Ávila, literata nativa de Saltillo, Coahuila, se ha encontrado con comentarios como “eres chava y las chavas no escriben bien”, mientras que las palabras de Priscila Palomares, autora del libro Nueces y sirenas, critica que a las mujeres únicamente se les dan espacios cuando quieren hablar de temas como la feminidad, su cuerpo y la opresión. Palomares, residente de Monterrey, Nuevo León, impartió el taller Las mujeres no escriben literatura, con la que intentó responder a la interrogante “¿Qué onda con lo que escriben las mujeres?”:
—Cuando vas a un coloquio y las mujeres quieren hablar de literatura de mujeres, de la experiencia de mujeres, se abren las oportunidades. Pero para literatura fantástica, por ejemplo, todavía no tenemos muchas. Venimos de esta tradición donde nos dicen que las mujeres no escriben literatura, pero la verdad es que sí estamos ahí. Siempre hemos estado ahí, pero pareciera haber mucha resistencia en organizar la narrativa universal. Me parece muy importante que nos nombremos, porque a las mujeres nos ponen como un caso aislado, señala Priscila.
Esther complementa esta idea:
—Me pongo a pensar, cuando fue la época de Sor Juana, ¿cuántas mujeres no habrán escrito y no tuvieron la misma difusión porque no tenían el apoyo de los marqueses? O de Rosario Castellanos, ella es la más representativa, pero ¿qué otras mujeres existían y fueron invisibilizadas porque no tenían el apoyo de tal institución o figura relevante, ya sea en gobierno, cultural o económicamente que les brindará el apoyo?
Los comentarios de la mesa de diálogo recalcan la importancia de reconocer los esfuerzos que las mujeres hacen y han hecho a lo largo de la historia, tanto para construir su narrativa como para mantenerse presentes, pensamiento que Esther comparte:
—Como escritoras, nos estamos perdiendo de leer. Yo quisiera que, con este proyecto, se empiece a derrumbar estas dinámicas de poder y que se pueda acceder a ello de una manera general. Estás dinámicas que vienen desde hace mucho: desde Octavio Paz y muchísimo antes, se siguen repitiendo y son formas que hay que destruirlas por completo. Somos muchas y todas tenemos cabida en la literatura nacional.
Al momento de la redacción de este artículo, hay 325 autoras mapeadas, más las que se encuentran en lista de espera, y claro, sin mencionar aquellas que aún no conocen el proyecto. Con respecto a Yucatán, aparecen diez escritoras en el mapa; es decir, el 3% del total.
Puedes encontrar el mapa en su página de Facebook, Mapa de escritoras mexicanas contemporáneas, y en Instagram como @mapaescritorasmexicanas.