Por Matilda Ro
Dahlia de la Cerda es una escritora que confronta con lo que escribe. Cuentos, ensayos y tuits se pasean por la boca de sus lectores más leales y de sus detractores. Este año llegó a Mérida para la FILEY 2023 donde presentó su libro Perras de reserva (Sexto Piso, 2022). La sala estaba llena.
Mientras tomaban fotos y grababan videos, los presentes se apretaron para escucharla con atención. Porque si algo tiene Dahlia es una gran capacidad para verbalizar los problemas que atraviesan las disidencias de una forma sencilla y empática.
Inicialmente Perras de reserva se publicó en 2019 en el Fondo Editorial Tierra Adentro porque ganó el Premio Nacional de Cuento Joven Comala. Pero sólo se realizaron alrededor de mil ejemplares por lo que, al agotarse, le ofrecieron dos opciones: Volver a publicar o regresarle sus derechos.
—Tomé mis derechos. Yo le tenía mucha fe al libro, no tanta como para imaginar lo que está pasando ahora, pero sí como para buscar una casa editorial grande. Aunque me buscaron un par de editoriales, no era lo que yo quería para Perras. Alguien me contó que en Penguin Random House estaban recibiendo textos nuevos, así que mandé el mío pero no fue una dictaminación positiva. Entonces decidí dejarle descansar, a ver qué pasaba, y fue en esa pausa cuando me contactaron directamente de Sexto Piso.
Dahlia ya contaba con un texto publicado en esta editorial. Se trata del ensayo Feminismo sin cuarto propio que formó parte del libro Tsunami 2, una colección de doce textos, editada por Gabriela Jauregui, y escritos por autoras que buscan reivindicar la lucha feminista fuera de teorías eurocentristas. Este ensayo se contrapone a la idea del cuarto propio, de Virginia Woolf, y se enfrenta a las posturas clasistas y raciales del feminismo hegemónico, ancladas por el privilegio.
En Perras de reserva las mujeres son victimarias, son fuertes y cabronas. Hay sicarias, influencers, brujas, católicas, prostitutas. Están atravesadas por la violencia, sí, pero también la ejercen. Para Dahlia, en la literatura hace falta reflejar a mujeres multidimensionales. Porque las historias están narradas desde la trama de la dominación, las mujeres como siempre víctimas, siempre desechables, siempre violentables. O en el otro extremo: malas, malísimas.
—Yo quería que no sólo fueran entrañables personajes con los que te encariñas y empatizas, sino mujeres que fueran moralmente grises. Como somos la mayoría de nosotras. Quería que se entendiera que somos perfectamente capaces de ser víctimas y victimarias al mismo tiempo. Porque luego estas narrativas de las mujeres malas o buenas también nos afectan en la vida cotidiana. De ahí que nos exijan ser buenas víctimas y que si, por ejemplo, tú después de una agresión sexual te vas de fiesta pareciera que le resta importancia a lo que te sucedió.
Su voz narrativa es también un posicionamiento político contra el canon. En Perras de reserva buscó visibilizar el habla cotidiana, periférica y barrializada; recuperar la tradición oral que fuera más cercana a la mayoría de las personas y no a una minoría elitista. Encontrar estas voces fue difícil pero el resultado ha sido entrañable. En los cuentos hay referencias a la cultura popular, canciones de Jenni Rivera, Gloria Trevi, viajes en autobús por las calurosas tardes. Son una realidad cotidiana. Y en esta línea quiso destacar el cuento que le costó más trabajo escribir:
—De todas las mujeres yo tenía acceso fácil a las vivencias, a las voces. Había tenido una prima, una amiga, una hermana o una compañera, porque es mi contexto inmediato. Pero con Constanza, no. Yo no convivo con mujeres blancas de clase alta que quieran ser primeras damas entonces fue muy difícil en los aspectos técnicos. Pero pienso que salió bien.
En la obra de Dahlia se puede notar el trabajo que realiza como activista. Fundó y actualmente co-dirige la colectiva Morras Help Morras, un colectivo que ayuda a mujeres y personas gestantes a realizarse abortos seguros en casa, a través del acompañamiento y de acuerdo al protocolo avalado por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
—Todas estas posturas políticas que tú ves son reales, son posturas políticas que yo tengo y que practico en la vida cotidiana. El activismo es algo que hago como trabajo. Porque desde luego, tengo objetivos específicos en mi marco laboral y los tengo que cumplir. En el podcast Morras vs Fundamentalismos, uno de ellos es poner temas sobre la mesa, confrontar y generar conversación.
En febrero de 2022 un capítulo del podcast lanzó la incendiaria pregunta: ¿Existe el patriarcado? Y este cuestionamiento ha sido causante de gran polémica. Porque si no existe el patriarcado, y la lucha feminista no alcanza, ¿cómo podemos llamar a esto que estamos viviendo?
Dahlia señala que la conceptualización que hacen las autoras afrodescendientes es la respuesta. Hablamos de una imbricación de opresiones:
—No es que no exista el patriarcado, desde luego que existen las relaciones patriarcales y androcentristas. Pero se complementan con relaciones patriarcales, relaciones raciales, jerarquías patriarcales, jerarquía raciales, que interactúan entre sí y nos atraviesan de distintas formas. Pienso que debemos abrir más el panorama y ver que no solamente se trata de sexismo o machismo, sino también es racismo y clasismo. Y el no teorizar correctamente estos conceptos nos afecta a un montón de mujeres.
Dahlia opina que la confrontación es la única forma que tenemos para evolucionar como personas. Y nos invita a no verla como algo negativo sino como una herramienta. Las personas vivimos en una realidad que es muy diversa y hay contextos en los que puede ser una víctima que atraviesa procesos de opresión y hay otros donde eres la victimaria y la privilegiada. Tenemos que dirigirnos con honestidad y saber perfectamente en qué lugar estamos en el mundo. Pero también hay que comprender que ese lugar puede variar de minuto a minuto, de lugar en lugar, de año en año, de tiempo en tiempo.
—Yo no soy la misma de 2019, actualmente me encuentro en un lugar de muchísimo privilegio. Y claro que hablo acerca de esto, hablo de cómo el éxito abruma. Yo no sé si la gente es muy plana, o no se hacen chaquetas mentales todo el tiempo, pero no solamente hablo de la venta de los libros para llenar las salas, hablo de como yo nunca en mi vida había viajado tanto. Ayer tomé dos aviones. Antes de eso, en lo que llevo de vida, había tomado dos aviones y ayer los tomé en un solo día. Desde luego que todos estos cambios tienen consecuencias a nivel salud mental, cualquier cambio que experimentes en tu vida, va a tener repercusiones.
La autora asegura que lo que les irrita a sus “haters” es la honestidad. Porque nos hace cuestionar el orden de lo “políticamente” correcto. Habla sobre dinero, señala al feminismo transfóbico y hegemónico, escribe sobre mujeres que no han sido históricamente representadas en la literatura. Nos comparte sus opiniones y experiencias, desde las 280 palabras que caben en un tuit hasta lo largo de extensión en un cuento o ensayo.
Mientras se levantaba de la mesa después de la entrevista, para darle turno al siguiente autor, sonreía al decir que ella busca ser lo más transparente posible. Afirmó que escribe por muchas cosas y una de esas cosas es el dinero.
—Todas las personas queremos ganar dinero de nuestro trabajo, que nos vaya bien y vivir en condiciones dignas. Por supuesto quiero que me lean, pero yo necesito que la literatura me dé dinero porque tengo muchas responsabilidades económicas que atender. Y porque si no me fuera redituable yo me dedicaría a otra actividad.
Perras de reserva es un libro poderoso, al momento de escribir este artículo va por su cuarta reimpresión, y es una herramienta clave que fija la postura política de la autora, con historias que nos atraviesan. Sabemos que Dahlia tomó inspiración para crear a sus personajes de la cotidianidad. Por eso podemos reconocernos en sus letras, y empatizar, porque las vivencias de las mujeres en cada cuento están enlazadas a la brutalidad del mundo pero se pueden afrontar con ironía y humor negro.