Por Katia Rejón
La Secretaría de la Cultura y las Artes en Yucatán inició hace unas semanas el programa «Voces de colores, aliento de expresiones: hacia una cultura incluyente en Yucatán» para crear diagnósticos, estrategias y actividades sobre las artes y las personas con discapacidad en el estado. Son pocas las iniciativas que han tenido como eje principal trabajar por una cultura incluyente. Platicamos con la secretaria Erica Millet Corona sobre ello e hicimos un recuento de la importancia de estos esfuerzos.
En México, todos tenemos derecho a la creación, protección y difusión del patrimonio cultural y al acceso a los bienes y servicios culturales. Sin embargo, hay ciertas condiciones personales y sociales que hacen que las personas no nos sintamos bienvenidas en un espacio, o veamos la cultura como un lujo y un bien prescindible, que no podamos crear aunque queramos o simplemente que nos sintamos ajenas a la palabra cultura.
Si bien las instituciones culturales tienen la responsabilidad de atenuar estas dificultades para el ejercicio del derecho, ésta es una tarea compartida y compleja. Como hemos publicado en Memorias de Nómada, uno de los sectores menos atendidos al respecto son las personas con discapacidad.
En Yucatán, hasta hace unos años existía un programa llamado Arte y Discapacidad administrado por la Secretaría de la Cultura y las Artes (Sedeculta) cuando Roger Metri Duarte era el secretario. El programa fue impulsado por el maestro Néstor Rodríguez (q.e.p.d.), director del departamento de Educación Artística, y trabajaba con instituciones como Club Especial Ayelem, Pastoral del Amor, Paso a Pasito y las casas de cultura de algunos municipios. Se centraba en el arte como herramienta terapéutica y permitía, por ejemplo, a personas ciegas tomar clases de artes visuales experimentando texturas y sonidos.
Antes del cambio de administración, el programa se suspendió y, de nuevo, no hubo en el estado ningún proyecto que tuviera como eje principal las artes y la discapacidad. Además, de que maestros, psicólogas y alumnos, que llevaban un tiempo trabajando juntos, se vieron en la necesidad de distanciarse.
Ahora, la Sedeculta ha iniciado un programa llamado “Voces de colores, aliento de expresiones: hacia una cultura más incluyente” para hacer, primero, un diagnóstico de la participación de personas con discapacidad en el arte, y posteriormente plantear una política cultural que integre estrategias accesibles hacia las personas con discapacidad.
El proyecto que se realiza en coordinación con el DIF estatal y el Instituto de Inclusión para Personas con Discapacidad (IIPEDEY) tiene un presupuesto de 250 mil pesos y proviene del Apoyo a Instituciones Estatales de Cultura (AIEC), un fondo especial de la federación para los estados.
Al preguntarle a la titular, Erica Millet Corona, sobre algún antecedente de iniciativa como el comentado anteriormente, respondió que lamentablemente no quedó un registro de trabajo previo, por lo que se vieron en la necesidad de comenzar desde cero. Esto, por supuesto, es un indicador de la falta de continuidad en los programas culturales que suelen suspenderse y desaparecer lo trabajado en cada cambio de gobierno por tener más un sentido partidista que de servicio público. Así que la propuesta de un diagnóstico es un primer paso para tener un proyecto de alcance transexenal.
Las actividades de “Voces de colores, aliento de expresiones” comenzaron el 8 de octubre con una serie de conversatorios en los cuales participaron personas con discapacidad, familiares, artistas y gestores especialistas.
También se impartieron talleres de recursos didácticos y psicopedagógicos para personas que trabajan con personas con discapacidad; de gráfica, plástica y narrativa a jóvenes y adultos con discapacidad; y gestión y promoción cultural con perspectiva en inclusión.
En una de los conversatorios, Ana Ceballos, directora de Desarrollo Artístico y Gestión Cultural, dijo como introducción que «el programa busca fortalecer las bases de una cultura incluyente y consolidar una red sólida de creadores, maestros, artistas, promotores, mediadores y gestores que conforman el ecosistema cultural y creativo».
Durante la conversación, Humberto Acevedo compartió su opinión sobre ciertos prejuicios que existen dentro del arte en relación con la discapacidad. Por ejemplo, asumir que una persona con esquizofrenia o con algún trastorno mental es por ello creadora. Hizo hincapié en que figuras como Van Gogh no eran artistas debido a su enfermedad, sino a pesar de ella. Algo como lo que explica Hannah Gadsby en su gran espectáculo Nanette.
Fue un espacio de reflexión y diálogo en el cual todos coincidieron en la importancia de las artes como herramienta terapéutica, advirtiendo que ésta es solo una de las muchas cualidades.
Además de los conversatorios, se planearon dos obras de teatro en línea: Abuela Pájaro de la compañía U Síijil Péepen Teatro, para personas con discapacidad visual; y la próxima, el 26 de noviembre, Báaxal Tuch’bil Ju’un-Papalote, teatro interactivo para niñas y niños con discapacidad visual realizado por Kambal.
De acuerdo con información de la Sedeculta, el proyecto de Voces de colores concluye con la creación de materiales que marcarán la pauta de la política pública de inclusión de la Secretaría en cuanto a discapacidad. Los tres materiales más importantes son: los resultados de los talleres formativos; el diagnóstico y las líneas de acción de todas las actividades; y la creación de materiales audiovisuales con el contenido de los conversatorios y los talleres de narrativa-literaria y gráfica-plástica.
La secretaría subrayó en un comunicado que tanto las bibliotecas, centros culturales y otros espacios bajo la operación de la Sedeculta tienen programas permanentes de capacitación y actualización en materia de inclusión coordinado junto con el IIPEDEY y otras dependencias gubernamentales.
Los materiales serán fundamentales para conocer el panorama en Yucatán en un tema del cual no se tiene mucha información. El siguiente paso será transitar del papel a las acciones a partir de decisiones informadas; y nos tocará a todas y todos la responsabilidad de apostar por una cultura más incluyente.