Dignificar y resignificar las palabras; una lucha Chuvajetik

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Por Gebanuzo Hou

Texto publicado originalmente en Altavoz LGBT

Era la mañana del 18 de junio de 2021 en San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, a un par de días de la marcha local del Orgullo, los primeros rayos del sol jugueteaban con las diversas tonalidades de la pintura de una pared del barrio de la Merced, ahí, un puño con esmalte rosa mexicano surge del suelo y se abre paso sobre un fondo de colores, bandera de la diversidad, en lo alto, como una corona se cruza una cinta que lleva la leyenda “Un mundo digno para todes”, y en el costado izquierdo se puede leer “Ley de Identidad de Género YA”; el mural de las Chuvas estaba por fin listo.

El mural tiene un fondo de franjas con los seis colores de la bandera arcoiris, en orden de arriba a abajo: rojo, naranja, amarillo, verde, azul y morado. Sobre estas, aparece un puño moreno, con las uñas largas y pintadas de rosa, sobre un circulo que transforma las franjas de colores del fondo en franjas con los colores de la bandera trans: azul cielo, rosa y blanco. atrás de este círculo se extiende un listón que dice "Un mundo digno para todes". El puño también tiene un ojo en el centro, pulseras y anillos. Al lado, en la parte blanca del muro dice: Ley de identidad de género ya!.En la ciudad coleta de Los Altos de Chiapas, una colectiva de maricas llamada Chuvajetik ha logrado resistir por 5 años. Belé, Óscar y Magno, las Chuvas, han convocado a denunciar las diferentes violaciones de los derechos de la población de la disidencia sexo-génerica, mayormente a través de acciones culturales y artisticas.

2020, el año de la pandemia COVID-19, había dejado rezagos en el 2021, entre ellos, violencia. En los últimos 5 meses, Las Chuvas habían recibido reportes de por lo menos 12 situaciones locales de violencia hacia la población LGBT+ (Acoso en las calles, golpes, insultos, entre otros), como una forma de respuesta decidieron emprender de nuevo intervenciones en espacios públicos: en años anteriores colocaron 2 fotomurales, para mantener la exigencia de la Memoria, Verdad y Justicia para los casos de trans feminicidios ocurridos en la localidad.

Así fue como iniciaron la labor de buscar paredes, entre amigues, conocides y convocando a través de redes sociales, la respuesta fue al final amplia, muchos dispuestos a ofrecer sus espacios, pero las Chuvas se decidieron por 3 de estos.

A finales de mayo, con ayuda de algunes voluntaries, comenzaron la chamba de las intervenciones. Fue un proceso largo, constantemente se encontraron combatiendo contra la lluvia, el sol, los ánimos y el covid, pero con esfuerzo, entusiasmo y amor lograron fondear, trazar el boceto, combinar la pintura y sacar sus dotes artísticos. Así fue como su último mural fue terminado el 17 de junio.

Los murales se mantuvieron radiantes y limpios durante casi 2 meses, personas iban y se tomaban fotos en ellos, fotos que se colgaban en Instagram y otras redes sociales, hasta que una mañana de agosto, palabras intrusas en color plata, brillaban, ensuciaban, y marginaban el mensaje; PUTO, PUTOS, JOTOS.

Es el mismo muro que la foto anterior, pero ahora tiene encima letras plateadas que dicen Puto, Putos y Jotos.

Las chuvas fueron notificatificadas del incidente, la sorpresa y el malestar les invadió, se reunieron para dialogar sobre qué acciones tomar como respuesta, y llegaron a las siguientes conclusiones:

El arte en la calle suele ser efímero, porque así como nosotras pudimos expresarnos haciendo este mural, otras personas también pueden apropiarse de estos espacios. Pero no se puede tolerar lo intolerable: El discurso de odio. Lo que se ha aprendido para menospreciar lo que no es “normal”, lo que se aprende en la escuela, la iglesia, el los chistes de la tele, en cómo nos representan la TV, la radio y la religión, la escuela, etc. Lo has normalizado y naturalizado.

El uso de estas palabras que van más allá de rayar nuestro mural, es la carga simbólica que tienen, ya que estas palabras suelen ser dolorosas y peligrosas, dado que se han dicho para señalarnos o para violentarnos, muchas de estas palabras se escuchan mientras se golpea, agrede, viola, o asesina a alguien de la diversidad sexo-génerica.

No queríamos limpiar el mural pues podría convertirse en una lucha de reparar, y que alguien volviese a rayarlo, así que como lo hemos hecho a lo largo de la historia, nos hemos apropiado del lenguaje, de este lenguaje que trata de disminuirnos, de rebajarnos o de menospreciarnos, ¿y cómo lo hemos hecho?, pues a través de resignificarlo, y de apropiárnoslo con orgullo, si nos dicen que somos jotos, putos y maricas, pues sí, reconocemos que eso somos, unos jotos, putos lenchas, mampos, trans, raros, locas, como nuestro nombre de la colectiva lo indica.

El nombre de Chuvajetik, proviene del maya-tzotzil que en español significa locas o locos, siendo esta palabra la que se utiliza para nombrar a las personas de las disidencia sexogenérica en ciertas zonas de Chiapas. Nombrarse fue entonces su primera acción de lucha, apropiarse de esta palabra peyorativa, dignificarla y resignificarla.

El 10 de septiembre, tomaron brocha y pintura de nuevo, volvieron al mural y agregaron un par más de palabras en color plata para acompañar las de la agresión; Maricas, lenchas, trava, mampos, loca, torta. Ahora el mural les pertenece de nuevo, ahora las palabras son suyas, ahora las palabras son parte de su orgullo. 

Al final, el mismo mural fue resignificado, se borró parte de la agresión que no eran letras, pero se dejaron las palabras puto, putos y jotos, y se agregaron en el mismo color (plateado) las palabras: Maricas, lenchas, trava, mampos, loca, torta.