Dan Hérnandez: La lectura como puente a la diversidad

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Por Matilda Ro

Dan Hernández es una mujer lesbiana feminista que actualmente radica en la Ciudad de México. En su trabajo como coordinadora del área de comunicación en una organización llamada “México Cómo Vamos”, se dedica a transmitir información especializada en materia económica de una forma accesible para todas las personas.

A la par, desde hace más de 15 años se dedica a organizar círculos de lectura a través de un proyecto de promoción de la literatura y difusión de la lectura de escritoras diversas, específicamente, de personas de la diversidad sexo genérica, lo que se conoce como LGBTIQ+.

Dan es lectora, activista y difusora de literatura © DanHdzSa Instagram

Desde muy pequeña, amó la lectura y también comenzó a darse cuenta de que a partir del uso de los libros, como herramientas intermediarias, podía generar diálogos con otras personas de su edad o con experiencias similares a las suyas.

El acompañamiento en la lectura comenzó cuando era una chica adolescente. Durante esa época, un buen amigo se encontraba transitando el proceso de reconocer su orientación sexual.

Ambos encontraron, en la lectura, un espacio para el diálogo y el reconocimiento, a pesar de que sus experiencias en la “salida del clóset” habían sido distintas. 

Sus primeros libros fueron las lecturas canónicas que le acercaron en la educación formal. Pero la curiosidad la hizo indagar más. Comenzó a asistir a espacios donde había personas de la disidencia sexo genérica que le abrieron caminos y le ofrecieron regalos para su proyecto.

Uno esos regalos se lo hizo una chica trans, quien un día llegó con una pila de fotocopias del libro “Amora”, la primera novela lésbico feminista que se publicó en México, escrita por Rosa María Roffiel.

Para Dan, la literatura puede ser una herramienta que crea mundos y que posibilita subjetividades. Y confirma que si no estás acostumbrade a encontrar personajes que te representen, pues pareciera ser que tú tampoco existes. Es por esta razón que considera indispensable difundir el trabajo literario de estas personas.

Platicamos con ella sobre los espacios que coordina y de qué forma su activismo influye en el trabajo. 

¿Cómo es el proceso de curaduría para elegir un libro que leerán en tus círculos?

Son libros que procuro que no perpetúen discriminaciones o relaciones de poder estructurales, creo que de eso ya hay un montón en el canon. Ni siquiera sabría cómo acompañar esos procesos. Con esto no quiero decir que voy cancelando libros, hay libros que son incómodos, que son complejos y que también vale la pena leer para decir por qué no nos gusta o porque no está chido eso.

No siempre leo libros que a mí me encantaron porque sé qué las experiencias de lectura son diversas. Sin embargo, hago mucha investigación previa de los libros que comparto. Escucho podcast, veo documentales, leo papers. Y también, cuando voy a leer un libro que no he leído antes, aviso al grupo, doy advertencias también de las temáticas que se abordan, por si algune de les participantes es sensible.

¿Cómo es la dinámica dentro de los círculos que coordinas? ¿Cómo pueden unirse a ellos?

Casi siempre digo, desde el principio, qué lecturas vamos a leer, pero a veces también me gusta esta herramienta de la sorpresa. Varían mucho según el espacio y la audiencia. La virtualidad permite otras cosas que la presencialidad no, entonces voy construyendo propuestas distintas para que las personas puedan irse uniendo de acuerdo a sus necesidades.

Tengo varios círculos. Depende de la temporalidad en las que estén proyectados, algunos son presenciales, otros son virtuales, algunos son para personas de la disidencia sexo genérica, otros para mujeres, o sea, independientemente de tu orientación sexual; y para personas no binarias y personas trans. Mis espacios son transincluyentes. Algunas veces hay chicos cisgénero, pero generalmente son chicos homosexuales o bisexuales. Pueden encontrarme en X (Twitter) e Instagram como @danhdezsa y también pego stickers o flyers en las calles por las que me muevo en CDMX.

¿Tienes alguna anécdota sobre los círculos de lectura que haya reafirmado tu amor por generar estos espacios?

Hace como un año y medio fue la presentación de la nueva edición de ‘Amora’ de Rosa María Raffiel, en un espacio que se llama Ágora en la Ciudad de México, que es una librería-cafetería lésbica. Justo ya había estado teniendo círculos de lectura ahí los sábados, entonces terminó la sesión y empezó la firma del libro por la autora, Rosa María. Llegó un momento en el que me di cuenta de que había un montón de personas que han estado en mis círculos ahí sentadas en la mesa conmigo, conociéndose entre ellas y elles.

Y reflexioné que todo eso estaba sucediendo a través de las cosas que he propuesto con mis círculos. Eso me pareció sorprendente, el poder traducir esos afectos, esas relaciones y sus encuentros en mis años de trabajo.

Hace poco también tuve la suerte de ir a Buenos Aires y llegaba a las librerías y había personas que ya conocían mi trabajo allá. ¡Eso se siente genial! Porque también es darme cuenta del alcance que he podido lograr. Y como hay herramientas que, bien usadas, te permiten atravesar fronteras.

¿Cuál ha sido la respuesta de tus seguidores y de las personas que han participado en tus espacios?

Puedo ser un poco un puente, sin que eso sea con una intención egocéntrica, pero siempre es muy lindo ver como he podido generar un punto en el cual luego otras personas traducen en relaciones personales, profesionales y laborales más allá de los círculos. Entonces para mí eso es muy importante.

Como una persona que empezó a buscar, desde muy chica, una tribu, es muy potente darme cuenta de que tengo la agencia para poder construir, ser arquitecta de esos espacios en el que otras personas construyen relaciones.

Además de los espacios de lectura, tienes un pódcast que también gira en torno a las historias de las personas que forman parte de la disidencia sexo genérica.

Sí, es un pódcast que busca que las mujeres de la disidencia sexo genérica, o sea, mujeres lesbianas, bisexuales, pansexuales y personas no binarias, también hablen en primera voz con el micrófono en su mano de sus experiencias personales.

Para mí siempre ha sido también una apuesta a la literatura, por eso es tan importante cómo vas buscando tu genealogía, vas investigando qué otras personas han existido como tú. Porque una forma del sistema de querer encapsular, es justo hacernos sentir como si fuéramos las únicas personas que somos como somos. Las únicas que tenemos una orientación sexual o una identidad de género disidente. Entonces es como una chamba también ahí de dejar evidencia, hacer archivo, hacer memoria, recuperar memoria y se me hace muy importante poner el testimonio en primera persona.

La propuesta también es que nos podamos narrar y crear contra narrativas sobre lo que ya se cuenta sobre nosotres. Eso implica que no se nos narre con estereotipos, de manera discriminatoria o prejuiciosa.

A mí me interesa mucho hablar, no solamente de nosotras, desde el amor de nuestras relaciones sexo afectivas, que, pues sí, es como nuestro diferenciador y por lo que somos disidentes. Pero también implica ser disidentes en otras dimensiones de nuestra vida, por ejemplo, cómo nos va en la chamba o cómo nos va en la salud pública.

Por cuestiones de tiempo, es un proyecto que tengo pausado. Pero la primera temporada se encuentra en Spotify, y gira en torno al ese primer amor sáfico.

¿Qué planes a largo plazo tienes para tus proyectos?

Tengo inquietudes de profesionalizar lo que hago. En el sentido de desarrollar estrategias que me permitan hacer mejor todavía estos espacios. Yo creo que el proyecto es bastante bueno y tiene mucho potencial, hay áreas de oportunidad importantes en términos técnicos, pero creo que justo hay banda que sabe hacer esas cosas y que podríamos conseguir un buen patrocinio para darle más energía y más alcance. Me gustaría armar un equipo para que esas labores se puedan distribuir de una forma más rápida, porque actualmente yo hago todo sola.

También estoy dándole mucha prioridad a hacer colaboraciones y alianzas porque yo tengo una mirada de las cosas, pero no es la única mirada y hay muchas dimensiones que a mí se me escapan.

Quiero comenzar a escribir, siempre estoy incentivando que hay que leer narrativas disidentes y pues también una parte del compromiso es animarme a escribirlas y creo que es un paso orgánico, que como ya te contaba yo ahí me salté por la estructura.

Junio es el mes del “Pride”, ¿realizas alguna actividad específica desde tus espacios o en tu activismo para visibilzar?

Para mí tomar el espacio público es super importante, no solamente voy a la Marcha del Pride, voy a lo largo de todo el año a las marchas y protestas que hay en cuanto a los derechos de la comunidad LGBT+, también voy a marchas feministas, pro palestina. Con todas esas luchas y movimientos sociales, que al final se conectan y deberían de conectarse de manera estrecha. Entonces, siempre estoy abogando para que nos inviten o me inviten a espacios para hablar de lo que hago, de lo que soy, de cómo lo hago, más allá de lo que sucede en junio.

Sí, me parece muy importante que haya una fecha para celebrar; el gozo y el placer son fundamentales en todas mis actividades, incluso cuando se habla de protesta. Pero también me gusta asistir y proponer espacios que generen problemas de acciones y cuestionamientos sobre lo que se ha convertido el orgullo.