Ser bisexual no modifica mi estar en la vida: la historia de Siled, Lalo y Celeste

Por Katia Rejón

Fotos de Enrique Osorno

Para cualquier encuestador del Inegi, la familia de Siled, Lalo y Celeste sería nuclear y tradicional: mamá, papá y una niña pequeña que pasea por la casa. Cuando nos invitan a pasar a su hogar, la televisión está encendida y Lalo está saliendo de bañarse. Cuentan la trama de la caricatura que los tres suelen mirar, mientras intentan que Celeste (de dos años) no abra el refrigerador.

Siled, la mamá, es pansexual. Lalo se define como bisexual. Y este pequeño detalle les ha costado algunos problemas con sus respectivas familias, éstas sí, tradicionales. Ambos son egresados de la licenciatura de teatro de la Escuela Superior de Artes de Yucatán, ahí se conocieron y, como dice Lalo, una cosa llevó a la otra.

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—Mi profesión de tiempo completo ahora es ser papá. Aunque he hecho teatro toda mi vida, me sacó de una depresión cuando era niño y ha ido a la par del descubrimiento de mi orientación sexual, dice Lalo.

Cuando se embarazaron, Siled decidió tener a Celeste y eso ocasionó encuentros muy fuertes con su familia.

—Su familia me veía como un homosexual de closet y que ella era “mi tapadera”. Tenían miedo de que tuviera sida o la engañara con otros hombres.

Durante su embarazo, Siled y Lalo casi no podían estar juntos y se las arreglaban para verse un día completo. Cuentan que fue muy difícil pasar ese tiempo separados, así que decidieron casarse. Los papás de Siled no lo creyeron ni cuando faltaban tres días para la boda civil, intentaron detenerla, pero el mero día llegaron al Registro Civil.

Siled ha descubierto que su orientación sexual no se limita a la atracción hacia hombre y mujer sino todo lo que está en medio. Si para su familia esto ha sido complicado, dice que con la familia de Lalo el tema todavía es tabú.

—Hace poco todos nos pintamos las uñas de azul y fuimos a casa de sus papás y enseguida el comentario ¿no te lo vas a quitar? En mi familia sí tienen la idea de los roles pero les importa menos.

—Exacto. Y que esté casado con una mujer, cancela por completo mi orientación sexual, para ellos.

El primer “quiebre” que Siled tuvo con su familia fue cuando decidió estudiar teatro. Su papá es médico cirujano y su mamá es dentista, así que pensaban que ella iría a una escuela de salud. Siled es quien trabaja actualmente para la familia.

Los roles están ahí y no los tocamos: él puede cocinar, yo puedo cocinar, podemos bañarla, trabajamos los dos, la cuidamos los dos. Ahora, por un tiempo, le toca a él.

La educación de su pequeña y el #ConMisHijosNoTeMetas

Educar a Celeste para que sea una persona libre de roles y expectativas sociales también es un reto. En el Kinder le tocan siempre las cosas de color rosado, por ejemplo.

—Empecé a notar que repartía nuestros vasos azul para papá y rosa para mamá. Es algo que no quiero que interiorice, que no tenga estereotipos instalados. Pero nosotros somos dos, la sociedad son demasiadas personas y todas le están diciendo que como es niña tiene que ser frágil y delicada, dice Siled.

Cuenta que un día su suegra vio a Celeste jugando con dinosaurios y le dijo “No, mi amor, no puedes jugar así. Tienes que jugar más delicadamente, así no juegan las niñas”.

—En esta sociedad, con tantas cosas alrededor, no puedo permitirme crear una persona débil que tenga en la cabeza que es frágil por su sexo.

Actualmente, el Frente Nacional por la Familia intenta impedir que en las escuelas no se enseñe teoría de género ni diversidad sexual. Al preguntarles qué opinan del # Con Mis Hijos No te Metas, Lalo responde:

—La postura del Frente Nacional por la Familia al utilizar el slogan Con mis hijos no te metas, lo que están haciendo es meterse con los hijos de otras personas. Les niegan el acceso a la información y educación sexual, el conocimiento de su cuerpo. Yo fui víctima de bullying cuando era niño y nunca hubo una sola persona dentro de las instalaciones de la primaria que pudiera abogar para que no fuera víctima de violencia por mis propios compañeros.

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Siled y Lalo esperan que Celeste tenga una educación integral en la que ella pueda reflexionar sobre sí misma, estar consciente de su sexualidad, respetar y abrazar las diferencias.

—Uno cuando es niño se da cuenta que es diferente a los otros. No necesariamente por la orientación sexual. Yo nunca jugué deportes, mis compañeros eran violentos, les encantaba burlarse y pegarse; yo me juntaba con otros chicos. Pero los otros te ven amanerado y te dicen “puto”.

La primera vez que a Lalo le dijeron puto estaban en segundo año de primaria. Dice que a esa violencia se enfrentan los pequeños, pero al Frente Nacional lo que le importa es que “los homosexuales están atrofiando la infancia”. Les están negando a otros niños que puedan aceptarse.

—Hace unos días vimos a un niño de tres años súper violento. Te golpeaba, te daba manotazos. Sí hay una parte en el desarrollo infantil cuando empiezas a conocer la fuerza y los límites, pero te das cuenta cuando hay algo más detrás. Quizá el papá le diga “no, cabrón, fuerte” y los niños lo aprenden y lo aplican con sus compañeros. ¿Qué es lo primero que te dicen si alguien te pega? Devuélveselo. Al Frente le importa inventarse que los homosexuales estamos tratando de destruir la infancia cuando muchas personas queremos vivir en un mundo en paz, donde haya tolerancia y entendimiento.

El privilegio heteronormativo

—Nosotros gozamos del privilegio heteronormativo. Podemos aparentar y nadie nos cuestiona la orientación. Y podríamos quedarnos ahí, porque es cómodo, pero sabemos que hay gente que no tiene la misma comodidad de ser y estar con la persona que ama, dice Siled.

Su matrimonio también es libre. Tienen una relación abierta y salen con otras parejas, aunque prefieren no ponerle nombre a sus relaciones. Lo que cuenta es la honestidad, la aceptación de que las personas no estamos para satisfacer las necesidades de otros ni cumplir estándares al cien por ciento. Somos seres humanos y cambiamos todo el tiempo. Hablarlo y llegar a acuerdos es fundamental para que funcione. Sin embargo, mantienen a Celeste fuera de las relaciones personales de cada uno.

—No involucramos a nuestra hija, es algo muy delicado. Yo fui víctima de violación cuando fui un niño, y sé qué es poner a un menor en riesgo. Hay que ser muy cuidadosos. Se camina lento pero es bueno caminar seguros. Ella va creciendo con nosotros y nosotros vamos creciendo con ella, dice Lalo.

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Los estereotipos de la bisexualidad

La bisexualidad tiene sus propios estereotipos dentro del espectro LGBTTTIQ+. La gente suele pensar que los bisexuales son personas promiscuas, u homosexuales que no han terminado de salir del closet.

Cuando Lalo se declaró bisexual, la primera persona que le dijo que eso no existía fue su amigo homosexual.

La biblia dice que hay que ser frío o caliente porque el término medio dios lo vomita. Ésas son palabras que mi madre ha utilizado en mi presencia hablando de mi sexualidad. Pensar que, ante sus ojos, yo puedo ser vómito de su deidad es súper difícil.

Todas sus novias, pues sólo ha podido presentar parejas mujeres a su familia, han oído lo mismo: qué bueno que estás con mi hijo, estoy muy feliz que no se nos haya ido del otro lado.

—Entender que hay sexualidades diferentes al binomio hombre-mujer, nos da también una perspectiva de que no todos tenemos las mismas posibilidades ni transitamos los mismos caminos en la vida. Ser bisexual no modifica mi estar en la vida, pero darle un lugar y respetarlo ayuda a modificarlo todo.

Siled opina que es más sencillo ser una mujer bisexual en una relación con un hombre hetero. Pero las razones no siempre son por la aceptación, sino por la fantasía heterosexual de ver a dos mujeres teniendo relaciones.

Ambos coinciden en la necesidad de ver en las diferencias una oportunidad para conectar y empatizar con otras personas, o para no hacerlo y aprender. Con amor, ellos defienden a su pequeña familia y buscan estar en armonía con las otras.

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