Nuestras ancestras en la lucha por la autonomía de nuestras cuerpas II: Las narrativas antifeministas

Por: Alina

Ilustración de Isadora Brum

La historiadora Christine Bard, en Un siglo de antifeminismo: el largo camino de la emancipación de la mujer, explora el singular fenómeno del antifeminismo, término que tiene más de un siglo utilizándose en el lenguaje popular. La autora encuentra una serie de características en común que estas manifestaciones han tenido en sus diversos contextos históricos y geográficos.

Por antifeminismo se entienden todas aquellas exteriorizaciones reactivas contrarias al feminismo; el antifeminismo no tiene un sustento más allá de una reacción inmediata a cualquier manifestación feminista. Es decir, no se trata de un movimiento social, sino de un mero acto de rechazo que surge en momentos específicos. En esta segunda parte, quiero reflexionar brevemente sobre la presencia de las características del antifeminismo en las narrativas que surgieron a partir de la campaña a favor del control natal y el amor libre por las feministas socialistas (entre ellas, las integrantes de la Liga Feminista “Rita Cetina Gutiérrez”); y sentar las bases para, en una tercera parte de estas reflexiones, encontrar sus paralelos con las reacciones ante la manifestación del Día de Acción global por un aborto legal y seguro, el 28 de septiembre del presente año en Mérida, Yucatán. De este modo es posible percibir las permanencias y cambios sobre la percepción de los movimientos feministas, específicamente cuando estos se concentran en la autonomía sexual y corporal de las mujeres.

Como mencioné anteriormente, la reacción en contra de la campaña a favor del amor libre y los métodos contraceptivos no se hizo esperar en Yucatán, sobre todo en Mérida, capital no sólo del Estado, sino de las élites conservadoras. En mis reflexiones anteriores hablé del periodo de 1923, cuando las integrantes de la LFRCG llegaron al congreso Panamericano; sin embargo, su campaña por los métodos contraceptivos y el amor libre data de un par de años atrás. Algunos periódicos a nivel local de un año anterior, dan cuenta del movimiento reactivo y antifeminista que surgió en Mérida en contraposición a la LFRCG. Tanto desde el ámbito político como mediático y religioso, buscaron maneras inmediatas de oponerse al control natal y a la toma de decisiones de las mujeres sobre sus cuerpos. En el mismo año que comenzó a circular en Yucatán el folleto “La Brújula del Hogar”, de Margaret Sanger, así como las iniciativas sobre el control natal, padres de familia convocaron a una marcha en protesta

El diario local El Correo publicó, el 9 de marzo de 1922 una nota titulada “Las feministas protestan contra la propaganda inmoral del Depto. De Educación Pública”, sin embargo, en ese momento el autor ignoraba que eran justamente las feministas quienes apoyaban la difusión del control natal, calificada de “propaganda inmoral”; en la misma nota afirman que se trata de una suposición. Al día siguiente la información vertida con anterioridad sería verificada: los organizadores de la protesta por la distribución de “La Brújula del Hogar” serían padres de familia que tenían a sus hijas e hijos en la escuela “Josefa Ortiz de Domínguez”. Otra interpretación que puede sugerirse para leer esta nota, es que se trató más bien de un texto de confrontación o incluso de desinformación. Cabe señalar que la generación de información confusa es una característica clave de las reacciones antifeministas:

La intención retadora de la nota puede confirmarse dos páginas más adelante; en la publicación del mismo día, se documenta el arresto de una feminista que repartía folletos. No se detalla el contenido de estos, pero dentro del contexto de lo sucedido en aquellos días, donde los folletos de la “Brújula del Hogar” captaron la atención de los medios, es altamente posible que se trataran de los mismos textos. Aunque la nota que a continuación aparece habla de un folleto “racionalista”, es necesario aclarar que este proyecto educativo fue de la mano con el de la administración de Felipe Carrillo Puerto y, como mencioné en la primera parte de estas reflexiones, las feministas tuvieron una participación contundente en el partido de izquierda, sobre todo en el rubro de la educación. Igualmente, en otra nota del mismo periódico se mencionan inconformidades de padres de familia en relación con la escuela racionalista y la repartición del “folleto inmoral”. La persecución a feministas, como se muestra en este mismo periódico, también fue una situación que se presentó y fomentó en la ciudad. En cuanto a la narrativa de notas como esta, llama la atención que el autor del texto haya remarcado los “no muy limpios antecedentes” de la feminista arrestada, con el objetivo de dirigir la interpretación de las y los lectores. En dicho sentido, Christine Bard menciona que una característica de las manifestaciones antifeministas es su representación de las mujeres como seres peligrosos y perversos, que ponen en riesgo las buenas costumbres, en este de caso, de la sociedad meridana:

Anteriormente mencioné que sería una escuela el centro del debate sobre la repartición de los folletos sobre control natal; sin embargo, estas protestas no solo se darían por parte de la comunidad de ese colegio, sino de otros más en la ciudad. Unos días antes este colegio también sería centro de atención por manifestaciones en contra del cambio de directora, Candita Ruz Patrón, por la maestra rural Leandra Sosa, acontecimiento publicado el día 8 de marzo en el mismo periódico. No sería difícil suponer que la nueva directora muy posiblemente comulgara o fuera miembro de alguna Liga Feminista de Yucatán, donde militaron numerosas maestras rurales; de alguna forma, todas las notas, leídas en su conjunto, se van relacionando entre sí y tienen como hilo conductor la percepción que se tenía sobre las feministas de izquierda y sus actividades. En la edición del 10 de marzo de 1922 se registraron inconformidades generadas por el mismo “folleto inmoral” durante una reunión en la Escuela de Santiago, así como la convocatoria a una marcha en protesta. En la segunda página se informa que un grupo de comerciantes estuvo haciendo acopio de firmas para entregarle al gobernador, Felipe Carrillo y al presidente, en contra del “folleto inmoral” que había estado circulando en el Consejo de Educación; se confirma que, hasta la hora de la publicación, se habían reunido dos mil firmas. En estas narrativas llama la atención que las notas jamás se detienen a explicitar o analizar el contenido ni la intención del tan señalado folleto; se limitan a darle el adjetivo de inmoral, y la información que se proporciona sobre el mismo es intencionalmente incompleta. Otro aspecto, que también será notable a través del tiempo, es que los medios que respaldan las manifestaciones antifeministas llamarán la atención sobre las cantidades “monstruosas” de personas que se presentan en las concentraciones y marchas, sea o no verdad:

El 3 de abril de 1922 El Correo publicó una nota donde se habla del contenido del folleto; sin embargo, el autor prefiere desprestigiar el contenido y dirige a las y los lectores hacia una interpretación del folleto y la campaña que resulta conveniente para los ideales conservadores. Lo anterior se alinea con otra característica del antifeminismo que Christine Bard define como la generación del miedo colectivo, basado en la no diferenciación sexual; la historiadora apunta que, desde el punto de vista de los antifeministas, el control natal es un peligro para los ideales de “la nación” y es la “esterilidad voluntaria” lo que van a denunciar con ferocidad. Así, la publicación de El Correo apunta hacia esa dirección; a lo largo de la nota, el autor va retomando parte del contenido del folleto “La Brújula del Hogar” y analiza las supuestas implicaciones del texto.

Es de resaltar que el autor relaciona el control natal con “crimen contra la patria” y “ultraje a la moral”. De la misma forma, en la página 4, donde puede leerse la continuación del texto, se refiere a la campaña del control natal como una “sin razón anticapitalista”. Aquí vale la pena apuntar que el antifeminismo tiene un trasfondo político, pues como apunta Bard: “El antifeminismo siempre está asociado a un proyecto político y servirá de pretexto para hacer otros planteamientos que van más allá de la cuestión de las meras relaciones entre hombres y mujeres”. En el caso particular que reflexiono, tiene que ver con la resistencia a la presencia sólida del Partido Socialista en Yucatán, al que se afiliaron las feministas que originaron la campaña por el control natal y el amor libre.

Reacciones antifeministas existieron y existen de sobra en Yucatán. Será en 1925 cuando pueda rastrearse el uso explícito del término “antifeminista”. En el periódico La Lucha: semanario independiente, se publicó el 28 de febrero 1925 una columna titulada “Pláticas Femeninas” a cargo de Pilar de Fontanar. En el texto de ese día, su autora comenta: “Sería el acabose, lo imposible, lo más doloroso, ver en nuestras luchas políticas por calles y plazas a las mujeres dando gritos en favor de su causa y formando parte del corre corre que los hombres hacen ahora en sus movimientos estratégicos democráticos en lo que nunca han faltado, hasta hoy, un muerto, un herido, cuando menos […]”. Más adelante, sugiere que la instrucción de las mujeres debe obedecer al papel de ellas como madres y esposas; que necesitan alejarse de los centros políticos y éstos no pueden interesarles más que su esposo e hijos. Para la autora, el feminismo de esa época, herencia de Elvia Carrillo, Rosa Torre y las demás integrantes de la Liga, era inaceptable y no se conducía “sanamente, en pro de la mujer”, condena que incluyó la participación de las mujeres en la política; para ese entonces, Rosa Torre, Elvia Carrillo, Beatriz Peniche y Raquel Dzib habían sido las primeras  mujeres electas en Yucatán y también ya habían sido destituidas de sus cargos por grupos conservadores.

Más adelante, el 14 de marzo del mismo año, Pilar de Fontanar escribe su parecer sobre “las mentiras del feminismo”. Ella parte de la superioridad de “la mujer” gracias a la capacidad que tienen estas para AMAR; aunque Pilar no especifica a qué tipo de amor se refiere, no es difícil intuir que se trata del “amor maternal”, ideal  femenino heredado de la tradición romántica del siglo XIX mexicano y que correspondió al proyecto de la construcción de México como una nación unificada, misión que se llevó a cabo en complicidad con la iglesia. En el mismo texto pone por tierra la lucha por el ingreso de las mujeres a la política y los derechos laborales: la mujer, de acuerdo con la autora, debería asumir, como ÚNICO FIN, su papel como dependiente de su esposo e hijos.  Además, del mismo modo que una parte de las reacciones antifeministas que señala Christine Bard, Pilar también expresa su desprecio hacia la “confusión de sexos”, es decir, la posibilidad de que las mujeres ocupen lugares tradicionalmente asignados a los hombres; para la autora, esto significa el descenso de las mujeres.

La primera vez que Pilar de Fontanar utiliza el término antifeminismo es en su columna del día 21 de marzo de 1925. En esa ocasión su objetivo era hacer una revisión de frases que ella extrajo de discursos y textos feministas. Aquí quiero señalar que, como indica Christine Bard, uno de los posicionamientos antifeministas utiliza el argumento de la elevación moral de lo femenino como contraparte de la “virilidad feminista”; en ese sentido, la postura de Pilar siempre va a estar dirigida a la exaltación de los valores femeninos frente a la “virilidad feminista”. Para ella, la reivindicación  de la mujer implica retomar lo que se ha tenido y eso es, en palabras de ella, el hogar y la familia: “Nunca la mujer ha tenido en el concurso de la vida humana los mismos derechos que el hombre”. Es decir, que al no ser sujetas de derecho, la reivindicación de las mujeres no implica la lucha por éstos. Y como ella misma declara, su columna es antifeminista.

Las reacciones antifeministas tuvieron sus efectos más allá de los medios, si bien son estos los que sirven como evidencia más clara para entender el contexto de la época y el impacto del movimiento feminista a lo largo del tiempo. ¿Qué diferencias y semejanzas hay entre estas reacciones y las que se manifestaron antes, durante y después del contingente del 28 de septiembre de 2019?

Bibliografía 

Bard, Christine, Un siglo de antifeminismo. El largo camino de la emancipación de la mujer, Madrid, Ed. Biblioteca Nueva, 2000.

El Correo: Diario independiente de información general. 8 de marzo de 1922.

El Correo: Diario independiente de información general. 9 de marzo de 1922.

El Correo: Diario independiente de información general. 10 de marzo de 1922.

El Correo: Diario independiente de información general. 3 de abril de 1922.

La Lucha: semanario independiente. 28 de febrero de 1925.

La Lucha: semanario independiente. 14 de marzo de 1925.

La Lucha: semanario independiente. 21 de marzo de 1925.

Other Articles

spot_img
spot_imgspot_img