Nosotros los expats: La comunidad que vive en el centro de Mérida

Por Nery Chi

Ilustración de Luis Cruces Gómez

Cuando pasamos por las calles del centro de Mérida es común encontrarnos con extranjeros. Reconocemos el cabello rubio, la tez blanca, la ropa ligera hasta en días frescos y la mochila grande. Algo que no se me había ocurrido hasta el momento de empezar este artículo, es que tal vez esas personas viven aquí.

Expats_Luis

Estoy hablando de la comunidad conocida como Expats (Expatriados). El término hace referencia a aquellas personas que dejan su país natal para vivir en otro. Pero algo curioso, es que parece aplicar sólo para gente de Estados Unidos o de Europa. Si un árabe, un africano o un asiático se muda a otro país, es considerado Inmigrante.

Según un artículo de la revista The Guardian, ni siquiera si están económicamente bien posicionados se ganan el título de Expat. Rodrigo Rodríguez, el director general de Yucatán VISA, lo explica en entrevista:

—Un inmigrante es aquel que, ya sea por su propia voluntad y querer cambiar de vida, o por una situación adversa al lugar donde nació o vivió, vive por más de 6 meses fuera de su lugar de origen. Siendo estrictos, todo Expat es Migrante. Desafortunadamente, en el medio en el que estamos con las presiones migratorias de Centroamérica, se está tratando de convertir en algo negativo, con una connotación discriminatoria. Entonces algunas personas no quieren utilizar la palabra inmigrante porque normalmente consideran que son esas personas que viajan sin papeles, que entran sin permiso, que están huyendo, que escapan de una situación. Entonces para no clasificar a todas las personas en el mismo término, se ha utilizado Expat o Expatriado. Ambos términos (Expat e Inmigrante) existen en español.

También menciona que no hay que confundir el término Expat con Apátrida, que es alguien que no tiene nacionalidad. Un Expat vive en ese momento sin su patria. Vive fuera de ella y no tiene los mismos elementos de confort o protección a derechos que le daría vivir en su propio país.

Me he topado con gente que no se considera Expat aunque reúna las características. Una de ellas es Pennell “Pina” Somsen, una mujer estadounidense que vive en Mérida y en Nueva York intermitentemente, buscando huir del frío. Ella se dedica a la traducción de libros, y al empezar a hablar, me cuenta que realmente no se etiquetaría como Expat por lo mismo de que no está aquí todo el año.

Existe más de una página web dedicada o creada por Expats, donde comparten experiencias, consejos e incluso recomendaciones de lugares para vivir. Expat Insider es uno de ellos, la página menciona que para hacer las listas de “Mejores lugares para Expats” (Best Places for Expats) se toman en cuenta votos de 182 nacionalidades distribuidos por 187 países o territorios.

En ellos, se califican factores como calidad de vida, facilidad para instalarse, finanzas personales, trabajo y vida familiar. Este año, tal encuesta posicionó a México en el cuarto lugar.

Al hacer la pregunta de “¿por qué elegir Yucatán para vivir?”, recibí respuestas muy diferentes. Mientras Pina contesta que estaba huyendo del frío, Evonne Von Boeck, otra Expat de Estados Unidos, comenta que Mérida reunía las características que buscaban en una ciudad en México. Evonne menciona que le gustan las actividades culturales y que Mérida es un lugar llano y con buenos servicios médicos.

La mayoría de los Expats viene a Mérida a retirarse. Rodrigo Rodríguez menciona que es un destino de descanso, con bellezas naturales, cultura, arqueología, entre otras cosas que hacen un muy buen destino para estas personas.

En palabras de Fernando De La Cruz, coordinador académico del Centro de Idiomas del Sureste, y parte del comité de Mérida English Library, los Expatriados traen muchas cosas buenas con ellos.

—Un montón de las casas que ahora vemos remodeladas ya estarían en el suelo. Los yucatecos estábamos destruyendo la ciudad. Tuvo que venir gente de fuera a enamorarse de Mérida para que se revalorara el Centro Histórico. Las últimas generaciones que han venido se han ubicado en el centro, son la presencia más notoria. Los estadounidenses viven sobretodo en el centro de la ciudad, en el primer cuadro. Pero los canadienses prefieren Chelem, Progreso, Chicxulub, ahí hay una comunidad importantísima de canadienses.

También aprovecha la oportunidad para desmentir algunos rumores, como que los Expatriados que rentan casas en Airbnb no pagan impuestos. La plataforma con cualquier transacción que haga, menciona Fernando, tiene que rendirle cuentas al SAT. Para él, es muy hermoso que estén integrados en la sociedad Yucateca, y aún así contribuyan sin perder sus atributos o identidad cultural.

Para la comunidad de Expats es mucho más fácil venir a vivir a Mérida que para los demás inmigrantes de lugares como Centroamérica. Rodrigo, con la experiencia que tiene en migración legal, comenta que la facilidad o no que tienen algunos para vivir en México depende del nivel de ingresos.

—Lo principal es demostrar que tienes dinero. Si eres una persona que no gana el monto especificado por la ley, que son como 1300, 1500 dólares mensuales, sí es muy difícil. Es una ley que discrimina al migrante sin recursos y beneficia o promueve la migración económica de la gente que tiene recursos para vivir en el país.

La misma ley permite que vengan profesionistas a vivir aquí, si presentan un examen y sacan una cantidad de puntos específicos. Pero Rodrigo menciona que no se aplica esa ley.

Está congelado. Las tres razones más fáciles para vivir legalmente aquí son: si cuentas con los recursos, si tienes una situación humanitaria justificada muy severa o por vínculo familiar (casarse con un mexicano o tener un hijo mexicano). Esta última es la más sencilla si no se tienen los recursos.

Rodrigo también comenta que aunque el Centro Histórico se ha encarecido, es muy atractivo para la comunidad de Expats, pues las oportunidades para los extranjeros son mayores que para los mexicanos.

La mayoría de los mexicanos necesitan ayuda financiera para comprar una propiedad, los americanos no. Y además, las propiedades tienen un valor histórico, el INAH lo tiene catalogado como punto prioritario de preservación. En términos culturales, el Centro Histórico no tiene comparación con ninguna otra región de Yucatán y según Rodrigo, eso es muy atractivo para las personas.

—La infraestructura de servicios es muy interesante para gente jubilada. Hay locales de comida, restaurantes, cafecitos, iglesias: todo caminando. Cuando eres una persona jubilada, no necesitas tanto el coche, no necesitas estar cerca de escuelas, no tienes que ir tanto al súper, entonces ese estilo de vida le gusta a mucha gente. Sólo sales, caminas a comprar tu comida, caminas al café, caminas al bar, caminas al evento cultural. Mérida siempre tiene algo que pasa en todas las plazas. Todos los días hay algo que hacer, es una ciudad donde se ejercen los derechos culturales maravillosamente y son gratuitos. Un extranjero puede escoger entre un ambiente con cultura, riqueza arquitectónica o un suburbio que está casi americanizado y los hace sentir que no están en realidad fuera. El norte de Mérida podría ser Miami o Houston. Pero el centro de Mérida es irrepetible, único. Entonces es la experiencia de vivir en México con la cultura y la riqueza que tiene Yucatán. Eso lo valoran mucho.

Fernando De La Cruz aún cree que la xenofobia no ha desaparecido. A pesar de los beneficios que han traído los Expats a la ciudad piensa que se mantiene latente y que eso se combate con entendimiento entre las culturas. Además de la restauración de las casas del Centro Histórico, menciona que han generado empleos, desde construcción y servicios de mantenimiento hasta diseñadores, arquitectos, ingenieros.

También han dado aportaciones culturales a la ciudad como Mérida English Library. Este lugar es un punto de convergencia, con mucha apertura a la población local. Tienen lecturas en español, noches de conversación para que los locales mejoren su inglés, y los expatriados mejoren su español. Se busca con ello una mejor integración, y menciona que por eso lo invitaron a él, como yucateco, a formar parte del comité directivo.

Evonne menciona que todavía la confunden como turista cuando va a comprar un huipil o una hamaca al centro. Los gringos saben que los llaman gringos, así que ellos mismos se llaman así entre la comunidad. Saben que a veces lo dicen de manera despectiva, pero tratan de que les dé igual. Pina incluso está feliz porque ha hecho un grupo de amigos yucatecos. Piensa que en comparación de otros lugares de México, en Mérida la gente es más amable. Acerca de esto, Fernando menciona estas palabras:

—Hay que ver a todos los seres humanos como personas, independientemente de su origen étnico, nacional. Y hay que dejar de juzgar a alguien por el lugar en donde nació.

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