Las historias de Yucatán retratadas en los documentales de Polos Audiovisuales

Por Katia Rejón

Fotos: Cortesía de directoras y Polos Audiovisuales

Polos Audiovisuales Capacitación Comunitaria 2019 fue una convocatoria que lanzó Imcine en colaboración con la Secretaría de la Cultura y las Artes de Yucatán a mediados de este año. Consistió en una serie de talleres impartidos por personas de amplia trayectoria en el cine y medios audiovisuales durante cuatro meses. La intención era ‘brindar las herramientas para la creación de documentales  a quienes busquen relatar historias de interés comunitario y lograr que, mediante el lenguaje del cine y el audiovisual, se abran espacios de diálogo sobre los temas que expongan las problemáticas y culturas de las comunidades, para la inclusión en la diversidad’.

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En Yucatán, la coordinación estuvo en manos de Emmanuel Tatto y el fin de semana pasado presentaron los resultados de estas jornadas en una Sala Mayamax del Gran Museo del Mundo Maya completamente llena. Los trabajos dirigidos por Lupita Chan (Chúuj Ts’ono’ot), Sabina Escobedo Forti (J Lu’umkaab), Ángeles Martín González (Paradero), Andy Parásito (Bailando somos) e Ilse Pechmode (Kuxkíint a Mootso’ob) abordaron desde problemas medioambientales y políticos hasta la representación estética y humana de tomar un autobús amarillo en el centro.

Bailando Somos, el cortometraje de la ternura

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Conmovedor, bien realizado, con personajes inenarrables, el corto documental dirigido por Andy Parásito y con la fotografía y edición de Claudia Amanecer fue el último de la presentación y el que más enganchó al público. En entrevista, Andy dice que desde el principio su idea era apostarle a la ternura como una forma de darle la vuelta a los temas de dolor o injusticia que siempre tocan los documentales. Santa Lucía es parte de su paisaje cotidiano y lo ha visto cambiar desde que era una placita abandonada hasta ahora que es el balcón de elegantes establecimientos.

—Quería sacar del cotidiano cosas que no vemos porque la retina se acostumbra; y también era salirme un poco del tema del feminismo, aunque sigue siendo un documental feminista porque toda la producción está conformada por mujeres.

La vida del documental Bailando somos está en sus personajes. Tanto Andy como Claudia sabían que era una acierto hablar de una población vulnerada y dignificar algo que forma parte importante de sus vidas. La primera entrevista es de Don José, un hombre que se describe así: Tengo 60 años, aunque parezca de 80, me siento como de 30 y baile como de 20. La sinceridad de Mercedes, Arturo y José, dentro y fuera de la pista de baile armó historias íntimas que se encuentran en la pista de baile de Santa Lucía.

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—Don José aceptó desde el principio, aunque no sabía qué íbamos a hacer. Nos dijo: siempre he querido que alguien que haga ese tema. Nadie nos había mirado.

El buen ojo de Claudia en la fotografía y la edición completaron la otra mitad del cortometraje. Dice que siempre que iba a Santa Lucía regresaba pensando en qué imágenes le hacían recordar a este parque.

—Suelo y árboles. Se me quedaban en la cabeza. Así hicimos tomas del espacio, y cercanas para privilegiar a las personas. Estos recursos de grabar en contrapicada, de cerca, era porque queríamos que las personas fueran protagonistas.

Al final, la respuesta del público les dio certeza de que había sido un gran trabajo.

—Era la primera vez que mi trabajo se presentó en una sala de cine. Quería que nos sintiéramos cómodas al verlo, que sintiéramos un momentito de felicidad. En las partes en las que ustedes se ríen, a nosotras nos gustaban mucho, las repetíamos todo el tiempo.  El proceso de edición fue muy bonito porque Claudia y yo estuvimos mucho tiempo juntas y nos sabíamos de memoria los diálogos,  y ver esa respuesta para mí fue increíble, no me imaginaba lo que podíamos causar y todo el tiempo me sentí sorprendida, emocionada, en shock.  La gente pudo ver lo que nosotras veíamos de Don José, Arturo y Mercedes, que son personas increíbles que de verdad el baile es su pasión.

—Como dice Andy, cuando oí la primera risa, dije: Wow, yo me reía también en esa parte todo el tiempo. Fue sorprendente ver que cosas que nosotras sentíamos, las pudieran sentir más personas.

Don José estaba en la proyección con su familia, también estaban Mercedes y Arturo aunque se fueron temprano. La gente se le acercaba y le decía: Ya es usted famoso. Andy dice que le gustaría presentarlo también en Santa Lucía, pues ya se siente parte de la comunidad.

Después de la proyección decidieron que trabajarán juntas de nuevo. Claudia aún cursa la licenciatura en antropología y le gustaría combinar esta disciplina con la cinematografía para hacer contenidos atractivos y con impacto social.

Polos vino a reafirmar que las producciones documentales son el camino que quiero seguir. Sé que en este país hacer arte es sobrevivir pero sí le apuesto a este tipo de historias, encontrar de lo cotidiano algo que nos sorprenda, dice Andy.

Jlu’umkaab (Ser del territorio), la lucha indígena

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La lucha indígena del pueblo maya es un tema del que se habla mucho, y no muy bien, en la prensa local. El cortometraje dirigido por Sabina Escobedo retoma la importante historia que está escribiendo Múuch’ Xíinbal desde la resistencia. Sabina estudia biología y dice que para ella es importante hablar de las amenazas en la península como el cultivo transgénico, las granjas porcícolas y el turismo.

—Desde la biología y en general los académicos hacen reportes y no pasa nada. Por un lado hay megaproyectos como las granjas porcícolas y su contaminación que no tienen ningún argumento a favor. Pero a los proyectos de energía renovable la gente lo ve como algo bueno.

La voz e imagen de Pedro Uc, activista de Múunch’ Xíinbal es lo que da pie a hablar de cómo un parque de energías renovables puede tener un impacto negativo tanto como las heces de animales. Para Sabina era importante retratar a los pueblos indígenas no desde la victimización o condescendencia con la que se suelen retratar, sino como una muestra de que su trabajo por el territorio es constante, justo y nos involucra a todos los seres vivos.

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Andrea Buenfil y Jairo Mukul de Pata de Perro Films fueron quienes produjeron el corto documental y gracias a quienes el corto se ve muy bien técnicamente.

Aunque algunos miembros de la comunidad fueron a la presentación, les gustaría mostrarlo a todos los de la organización e irlo rolando tanto en festivales como en otras comunidades de la Península. Le interesa, sobre todo, que las nuevas generaciones puedan ver historias con las que se pueden identificar positivamente con su cultura, pues la representación mediática que ha tenido la cultura maya ha provocado que muchos no se sientan orgullosos de su herencia.

Los rostros ajenos del Paradero

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Yo soy usuaria cotidiana de estas calles del transporte público, dice Ángeles Martín en entrevista. Es directora del documental Paradero y estudiante de artes visuales. El corto es una secuencia de imágenes que exploran lo estético que puede ser algo que pensamos como caótico e incluso sucio.

Aunque no hay diálogos y las personas no salen más de una vez en cámara, no podríamos decir que no hay personajes. Está el hombre que hace lo posible por no dormirse de pie mientras espera el camión, las adolescentes a quienes sí les ganó el cansancio y todo lo que ocurre alrededor de una calle con mucho tránsito de camiones, autos y personas.

—Desde que estábamos armando el guión pensé que quería retratar. El inicio del cine es la imagen, independientemente del sonido, y me parecía mucho más interesante contarlo como algo visual y contemplativo, retomando las bases de la cinematografía.

Le dije que sin embargo, que todavía en ese caso se planeaban las secuencias para darle sentido y en el documental que presentan no tenían cómo anticipar las acciones de los usuarios del transporte.

—Hicimos para eso mucha investigación. Era pararse y observar, ponerse en sus zapatos. Obviamente tuvimos que grabar muchísimo material y algo que me sorprendió es que las personas se sentían ajenas a lo que estaba pasando.

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—¿No notaban que había una cámara grabándolos en el camión?

—No. Si acaso pasó, fue mínimo.

Son 10 minutos de luces, mares de personas, rostros y expresiones ajenas y cansadas, calles a todas horas del día, lenguajes cotidianos que en pantalla, aislados, dan otros mensajes. La música durante todo el corto queda en armonía con las imágenes y crea un ambiente, como dijo Ángeles, bastante contemplativo. Quizá lo único que salta a la vista es la canción de al final, una pieza que rompe con lo que se había mostrado hasta entonces y que se centra en el camionero, aunque el documental está basado en las personas.

Paradero le apostó a algo diferente que el resto de los documentales y aunque fue una propuesta arriesgada hasta cierto punto, logró conmover.

Todas las entrevistadas coincidieron en que la propuesta de Polos Audiovisuales fue un impulso a su trabajo, llenó los vacíos técnicos y permitió un seguimiento profesional a sus propuestas. Ojalá éste no sea la única propuesta de profesionalización a documentalistas y cineastas desde las instituciones públicas en Yucatán.

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