Las cosas que no vieron los medios de comunicación en el 28S o ¿Por qué defender a una mujer de piedra y no de carne y hueso?

Por Katia Rejón

Cuando vi la pinta, después de que la manifestación se esparciera y cada chica con pañuelo verde se fuera junto a otra chica con pañuelo verde, me dije: Nos van a atacar. Lo dije con plena conciencia del nos, porque desde el principio, desde que estábamos bailando y cantando, aunque yo no bailé ni canté, supe que fuimos todas.

Hubo mucha gente que se acercó al perímetro de la concentración, donde había cerca de treinta carteles con información sustancial, tomaron fotos e hicieron preguntas. Un señor con su hijo se me acercó a preguntar genuinamente ¿qué era eso? Y se fue sorprendido,mostrando empatía con la información que nosotras le proporcionamos.

Cuando llegaron los medios de comunicación, la mayoría varones, pidieron una entrevista. Se les negó porque desde el principio se convocó a reporteras. Comenzaron a decir que necesitaban cubrir la nota y muchas les dijimos que había información suficiente en los carteles. Ni siquiera se tomaron la molestia de averiguar previamente qué era el 28S a nivel mundial. Demostraron no solo su ignorancia y desactualización ante hechos internacionales, sino su zanganería al llegar a un evento en ceros. Algunos le tomaron fotos a la información, resignados. Ninguno lo publicó.

Al día siguiente, como siempre, hubo cientos de quejas por no permitir el acceso a los hombres quesque porque sin ellos no podemos hacer un cambio. Durante la manifestación se acercaron varios al perímetro, en silencio. Pero quienes intentaban pasarse de la raya solían ser hombres que nos insultaban en voz alta y se lo tomaban como una afrenta personal, como un acto de provocación. Nosotras tuvimos que soportar al señor que llegó insultando en voz baja, leyendo los carteles informativos y diciendo: Dejen de decir pendejadas, al dato de que existen 53 mujeres encarceladas por abortar en México. Otro se acercó enfrentando a una de las chicas con la frase telenovelera de ¿No sabes con quién estás hablando?.

Aún así nunca se me pasó por la cabeza la gravedad con la que se tomaría el escribir Aborto Legal en una estatua que fue fundada precisamente para oponerse a los derechos sexuales de la época. Los medios de comunicación, un parásito que todavía creemos al servicio de la opinión pública, montaron fotografías de la estatua aislada de contexto diciendo cosas como: opine usted mismo.

La pro vida, con acarreados y fanáticos, nos demostró que la mayoría de la gente está adoctrinada y que usa su imbecilidad para quitar derechos. Lo que nos quitó la esperanza fue el video de Renán Barrera Concha, alcalde de Mérida, y los cientos de malandrines que —dando el ejemplo de respeto y paz— amenazaron a las mujeres de las fotos con madrearlas, propiciar su despido, pintar sus casas, e incluso matarlas.  Todo para defender la estatua de una mujer de piedra. Porque en este estado se defiende más la representación de una madre y unos gametos fusionados de seis centímetros que a una mujer de carne y hueso.

El alcalde panista, Renán Barrera Concha, poniéndose de lado de los cavernícolas, tuvo el descaro de hacer un video en el parque de la Madre comparando ambas marchas: pro vida y pro despenalización del aborto para decir cómo se debe protestar. Si la persona que tiene el poder de cambiar las cosas por las que protestas te dice cómo hacerlas bien, es una prueba irrefutable de la falta de libertad de expresión y el cinismo con el que, ya vimos, se desenvuelve toda la política panista en el estado.

Barrera Concha nunca hizo un vídeo cuando encontraron el cuerpo asesinado de una mujer en el espacio público el año pasado. Tampoco cuando se supo que niños del Caimede fueron violados. Menos cuando se supo que gobernaba la capital de un estado segundo lugar en abuso sexual infantil. Porque en este estado se gobierna con apariencias, ignorancia, explotación infantil, despojo de tierras, violencia doméstica, suicidios y criminalización a las mujeres, y nunca veremos un video de Renán lamentándose por eso.

A todas las personas que han estado tristes y frustradas porque se redujo la marcha a una pinta que puede borrarse igual que se borró la sangre de una colonia de Mérida, nosotras y nosotros vimos lo que sucedió en la marcha, leemos entre líneas los discursos de odio, incluso disfrazados de amor y fe. Nadie nos va a parar. Las mujeres de la marcha, sépanlo, no son mujeres que se reúnen una vez cada tanto, sino personas que trabajan todos los días en muchísimas disciplinas, organizaciones, instituciones de derechos humanos. Y les ahorramos sus búsquedas, su acoso y movilización envidiable en contra de las manifestantes: Fuimos todas.

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